23/11/07

Vienen consecuencias

El cierre de miles de agencias inmobiliarias avizora una crisis que traerá consecuencias en todos los sectores
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Durante meses, la consigna del sector fue guardar silencio para no levantar la perdiz. Esperaban, de alguna manera, que tras el verano cambiasen las cosas, pero no. Las agencias de inmobiliarias cierran por miles a lo largo y ancho del país (es cierto que muchas abrieron aprovechando el boom de ventas), pero éstas se han ralentizado, al punto, que ha dejado de ser negocio. Salta a la vista que muchas de ellas han comenzado a ofrecer alquileres, a administrar fincas, a gestionar préstamos usureros, todo para poder mantener abierto el establecimiento. Y no se trata de un tema menor, ya que un país como éste donde las dos fuentes de trabajo más importantes (aparte del sector público) son la industria del ladrillo y el turismo, que uno de ellos baje las expectativas de un modo tan significativo, va a acarrear que cientos de miles de personas se queden sin empleo y que se reduzca el consumo (factor clave para entender el tinglado capitalista) a cifras de principios de los ochenta. En marzo hay elecciones y todos van a querer guardar silencio para no levantar a la misma perdiz. No vaya a ser que las grandes mayorías levanten la consigna "que se vayan todos, que no quede ni uno sólo".

"Oferta del mes" se lee en un cartel que anuncia un piso de 75 metros cuadrados a 255.000 euros ó 630.000 si valora las vistas y, por lo visto, las de éste son excelentes. Hace tiempo que nadie pregunta por esas viviendas, ni por sus vecinas de escaparate. En el interior de la agencia inmobiliaria siete empleados esperan tras las mesas a que un cliente potencial les haga olvidar que su puesto de trabajo tiene fecha de caducidad. Su jefe les comunicó ayer que lo siente, pero que el negocio cierra.

Y es que como cuenta Miguel Ángel, -jefe de esta inmobiliaria-, las cuentas del negocio no han dejado de mermar en los últimos meses. "Estamos en el 10 por ciento que hace nueve años en la demanda". Es decir, de gente que cruza la puerta para informarse: hace diez años eran 50 al día, hoy una o ninguna. De manera que si tuviéramos que poner cifras al número de pisos que se logran vender hay que echar mano de los decimales, de muchos decimales. "Hay día que no suena ni el teléfono, ni entra nadie", explica la joven Randa, empleada de la agencia.

Así que todos miran y ven venir el cierre por 'cese de actividad', como ya lo hizo la agencia de la calle de atrás o la que el mismo grupo, Patio Inmobiliario, tenía en el barrio más selecto de Madrid. "Muchas inmobiliarias han esperado a ver si después del verano se notaba una reactivación del negocio", señala el jefe de la agencia, que pronostica que "gran parte de las inmobiliarias que no han cerrado, lo harán de aquí a finales de año".

Después del verano fue peor. Septiembre trajo más sequía al sector y los pocos clientes que se aventuran ahora a entrar en una agencia llegan confundidos: están los que buscan el sueño de su vida, que ya "no existe", y también está quien tiene que dejar de conjugar el verbo "comprar" y cambiarlo por "alquilar" a la vista de su cuenta corriente. Moraleja: no hay venta con la que mantener esta oficina abierta.

Preocupación en las Cajas

El fantasma de la crisis inmobiliaria acecha a las cajas. De hecho, el cajón contable que esconde las dotaciones que han tenido que realizar para prevenir posibles impagos en los créditos -denonimado pérdidas por deterioro de activos en la cuenta de resultados- se ha disparado un 33,6% en el tercer trimestre, hasta 2.899,5 millones de euros.

Además, este capítulo engloba las provisiones obligatorias en función de los créditos que conceden las entidades y del riesgo que asumen, según la normativa del Banco de España. Para rizar el rizo, agrupa los activos financieros disponibles para la venta si han perdido valor respecto al ejercicio anterior. Los resultados del sector hasta septiembre se han saldado con un beneficio atribuido de 7.590 millones, el 21,8% más.

El problema es que las entidades no desgranan qué cifra concreta corresponde a cada epígrafe, con lo que es imposible saber cuánto están creciendo las dotaciones para sanear créditos con el sector inmobiliario con serias dudas de recuperar. Es lo que las entidades esconden bajo este epígrafe. Y el peligro viene por los promotores. En lo que llevamos de año, las cajas están aflorando más créditos fallidos con los promotores -más de 625 millones hasta junio- y con las familias.

De hecho, la morosidad del crédito en las cajas ha subido del 0,68 por ciento de octubre de 2006 hasta el 0,86 por ciento de un año después.

El crédito total concedido por las cajas de ahorros aumentó un 20,4 por ciento hasta octubre y alcanzó los 840.811 millones de euros. La inversión crediticia total, por su parte, cerró el décimo mes del año con un saldo de 977.142 millones de euros, un 19,3 por ciento más que un año antes. El crédito al sector privado registró ritmos de aumento similares, con un 20,6 por ciento.

El el capítulo de captación de ahorro, los recursos de clientes aumentaron un 18,9 por ciento, hasta 915.868 millones de euros. Los recursos gestionados del sector privado aumentaron un 16,9 por ciento respecto al período anterior.

Un ejemplo, Jaén
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Es pronto aún para conocer los resultados de la situación que está viviendo el sector de la construcción, con el alza del precio de las viviendas y el aumento de los intereses en los créditos hipotecarios. Lo que es evidente es que actualmente se tarda más tiempo en vender un piso que hace tan sólo un año y que existe una cierta preocupación entre los profesionales de este ámbito. No es un hecho aislado, sino que el problema se está manifestando en todo el país. Además, según el presidente en Andalucía de la Asociación Empresarial de Gestión Inmobiliaria (AEGI), Javier Martín, en la provincia jienense se han registrado ya algunos cierres de los negocios dedicados a la compra venta de viviendas, al igual que en el resto de las provincias andaluzas. «Con la particularidad de que se ven más afectadas las provincias de interior que las de costa, habida cuenta de que el turismo residencial es siempre una opción importante para nuestra actividad», aclara Martín.

No resulta fácil cuantificar el número de las que han decidido echar el cierre, ya que se trata de un sector muy atomizado, con agencias inmobiliarias pequeñas, casi creadas para generar autoempleo. Hay que tener en cuenta que las grandes redes franquiciadoras son las que mas suenan por contar con una presencia importante y por su posicionamiento de marca. AEGI estima que la provincia de Jaén viene a representar aproximadamente el 3 por ciento del total de agencias de Andalucía, que cifran en torno a unas 10.000, lo que dejaría a Jaén con unas 300 oficinas que se dedican a este ámbito. Si tenemos en cuenta que el número medio de trabajadores es de tres personas por cada inmobiliaria, serían entre 900 y 1.000 los que podrían ver comprometido su trabajo.

El cierre de agencias está afectando de momento a cerca del 30 por ciento de las que había a principios de año, por lo que se considera que el número de inmobiliarias que han dejado de funcionar desde entonces en el provincia podría rondar las 90. Evidentemente, los primeros en acusar esta mala racha son los pequeños negocios, abiertos como resultado del autoempleo y en muchos casos de carácter familiar. Su estructura y la carencia de medios las hacen ser las más vulnerables.
Agencias/SER/El Economista
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inSurGente/J.L./23/11/2007

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