Condoleezza Rice aún tiene pocos resultados en su haber
La Secretaria de Estado,(aquí en foto de archivo), no ha conseguido todavía triunfos definitivos en ninguna de sus muchas gestiones
SAUL LOEB / AFP / Getty Images
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ANNE GEARAN
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Washington - Donald Trump dice que ella no puede cerrar un negocio. El Papa declinó reunirse con ella, aduciendo que se encontraba de vacaciones.
Cuando Condoleezza Rice viaja a ultramar, ya los periódicos no publican grandes fotos.
Aquí en casa, está luchando con los demócratas del Congreso y tratando de superar recientes y embarazosas situaciones, incluyendo la muerte de 17 civiles iraquíes a manos de guardaespaldas del Departamento de Estado.
La fulgurante estrella de la diplomacia se ha convertido en una trabajadora más con todas las ventajas, y los inconvenientes, de su título y de una larga asociación con el presidente Bush y la guerra de Irak.
Brillante, llena de energía y consistentemente más popular que su jefe, Rice tiene un expediente mixto como la primera diplomática de la nación. Si los ministros del gabinete obtuvieran notas, las principales categorías de Rice estarían marcadas ``incompleta''.
En sus casi tres años en el cargo, Rice no ha completado ningún tratado de paz ni otro gran pacto de política exterior, aunque hay algunos acuerdos en proceso.
Su esfuerzo por ubicar más diplomáticos americanos en puntos candentes estratégicos del Medio Oriente tropezó este otoño cuando muy pocos diplomáticos se presentaron como voluntarios para trabajo riesgoso en Irak.
Tras una discusión sobre la perspectiva de servicio forzoso en una zona de guerra, suficientes candidatos dieron un paso al frente.
''¿Cómo le está yendo? Bueno, todavía no tenemos paz entre Israel y los palestinos. Todavía estamos en Irak y en Afganistán, y el gobierno de Pakistán está al borde del abismo'', dijo Gordon Adams, un profesor de Relaciones Internacionales en la American University.
''El único punto de progreso --y todavía no es un éxito-- es Corea del Norte'', agregó Adams.
Ahora, en la última parte del gobierno de Bush, Rice está apostando a que puede triunfar donde tantos otros han fracasado y quiere tratar de reiniciar conversaciones de paz en el Medio Oriente tras casi siete años de pausa.
La semana que viene, Rice planea ser anfitriona de una conferencia que aspira a comprometer a israelíes y palestinos en negociaciones para el establecimiento de un estado palestino independiente junto a Israel.
Esta es la última intervención en un conflicto al que el gobierno de Bush le ha dedicado poca energía.
Es también un esfuerzo que invita a comparaciones entre las habilidades diplomáticas de Rice y las de anteriores estadistas que, al final de sus gobiernos, trataron de buscar una solución al viejo problema.
La paz en el Medio Oriente es una especie de Santo Grial, un problema, aparentemente soluble, con enormes ramificaciones prácticas y simbólicas. Sin embargo dos generaciones de talentosos diplomáticos no han podido ni siquiera avanzar en su solución.
De tener éxito, Rice pudiera reclamar un lugar junto a Henry Kissinger como pacificadora o a George Shultz como astuta negociadora. Por otra parte, otro fracaso no ayudaría las gestiones de futuros diplomáticos.
El mes pasado, Rice se burlaba de la idea de que pudiera estar buscando mejorar su reputación o su legado en Washington.
''Es muy probable que existan tareas de política exterior más fáciles que el conflicto israelí-palestino'', comentó en una audiencia en la Cámara.
Donald Trump ha dicho que, aunque Rice es una buena persona, sus viajes nunca han producido ningún acuerdo.
Remanentes de una mala impresión en torno a la invasión a Irak del 2003 pudieran haber jugado un papel en el rechazo del papa Benedicto XVI a reunirse con ella el pasado verano.
Se dijo que éste pudiera haber estado subrayando la oposición papal a la política americana de tratamiento de prisioneros cuando declinó el ofrecimiento.
La medida fue vista como un desaire aunque un portavoz de Rice dijo que ella no lo había percibido así.
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El Nuevo Herald - USA/24/11/2007
SAUL LOEB / AFP / Getty Images
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ANNE GEARAN
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Washington - Donald Trump dice que ella no puede cerrar un negocio. El Papa declinó reunirse con ella, aduciendo que se encontraba de vacaciones.
Cuando Condoleezza Rice viaja a ultramar, ya los periódicos no publican grandes fotos.
Aquí en casa, está luchando con los demócratas del Congreso y tratando de superar recientes y embarazosas situaciones, incluyendo la muerte de 17 civiles iraquíes a manos de guardaespaldas del Departamento de Estado.
La fulgurante estrella de la diplomacia se ha convertido en una trabajadora más con todas las ventajas, y los inconvenientes, de su título y de una larga asociación con el presidente Bush y la guerra de Irak.
Brillante, llena de energía y consistentemente más popular que su jefe, Rice tiene un expediente mixto como la primera diplomática de la nación. Si los ministros del gabinete obtuvieran notas, las principales categorías de Rice estarían marcadas ``incompleta''.
En sus casi tres años en el cargo, Rice no ha completado ningún tratado de paz ni otro gran pacto de política exterior, aunque hay algunos acuerdos en proceso.
Su esfuerzo por ubicar más diplomáticos americanos en puntos candentes estratégicos del Medio Oriente tropezó este otoño cuando muy pocos diplomáticos se presentaron como voluntarios para trabajo riesgoso en Irak.
Tras una discusión sobre la perspectiva de servicio forzoso en una zona de guerra, suficientes candidatos dieron un paso al frente.
''¿Cómo le está yendo? Bueno, todavía no tenemos paz entre Israel y los palestinos. Todavía estamos en Irak y en Afganistán, y el gobierno de Pakistán está al borde del abismo'', dijo Gordon Adams, un profesor de Relaciones Internacionales en la American University.
''El único punto de progreso --y todavía no es un éxito-- es Corea del Norte'', agregó Adams.
Ahora, en la última parte del gobierno de Bush, Rice está apostando a que puede triunfar donde tantos otros han fracasado y quiere tratar de reiniciar conversaciones de paz en el Medio Oriente tras casi siete años de pausa.
La semana que viene, Rice planea ser anfitriona de una conferencia que aspira a comprometer a israelíes y palestinos en negociaciones para el establecimiento de un estado palestino independiente junto a Israel.
Esta es la última intervención en un conflicto al que el gobierno de Bush le ha dedicado poca energía.
Es también un esfuerzo que invita a comparaciones entre las habilidades diplomáticas de Rice y las de anteriores estadistas que, al final de sus gobiernos, trataron de buscar una solución al viejo problema.
La paz en el Medio Oriente es una especie de Santo Grial, un problema, aparentemente soluble, con enormes ramificaciones prácticas y simbólicas. Sin embargo dos generaciones de talentosos diplomáticos no han podido ni siquiera avanzar en su solución.
De tener éxito, Rice pudiera reclamar un lugar junto a Henry Kissinger como pacificadora o a George Shultz como astuta negociadora. Por otra parte, otro fracaso no ayudaría las gestiones de futuros diplomáticos.
El mes pasado, Rice se burlaba de la idea de que pudiera estar buscando mejorar su reputación o su legado en Washington.
''Es muy probable que existan tareas de política exterior más fáciles que el conflicto israelí-palestino'', comentó en una audiencia en la Cámara.
Donald Trump ha dicho que, aunque Rice es una buena persona, sus viajes nunca han producido ningún acuerdo.
Remanentes de una mala impresión en torno a la invasión a Irak del 2003 pudieran haber jugado un papel en el rechazo del papa Benedicto XVI a reunirse con ella el pasado verano.
Se dijo que éste pudiera haber estado subrayando la oposición papal a la política americana de tratamiento de prisioneros cuando declinó el ofrecimiento.
La medida fue vista como un desaire aunque un portavoz de Rice dijo que ella no lo había percibido así.
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El Nuevo Herald - USA/24/11/2007
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