VENTANA AL SUR: Mala percepción de la realidad
ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES
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Varios errores de cálculo y de percepción de la realidad por parte de los diputados brasileños podrían conducir, si no a la desaparición del Mercosur, al menos a su inoperancia.
Esta semana la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados de Brasil aprobó el ingreso de Venezuela al Mercosur, que ahora dependerá de dos votaciones más, una en el plenario de la Cámara Baja, y otra en el Senado, que dará un veredicto definitivo.
A juzgar por la amplitud con la que fue aprobada —44 votos a favor y 17 en contra—, es muy probable que las dos votaciones restantes den la luz verde al ingreso venezolano.
Curiosamente, un diputado de derecha, Paulo Salim Maluf, del conservador Partido Progresista, fue quien allanó el camino para la aprobación de la membresía venezolana al presentar una propuesta "apolítica".
Maluf argumentó que no se estaba dando un espaldarazo al autoritarismo de Hugo Chávez, sino que se trataba de un asunto económico y de Estado que iba más allá de la política y del actual gobierno venezolano.
Igualmente, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, defendió el ingreso porque "Venezuela importa productos desde Brasil, es un mercado bueno, muy importante para Sudamérica".
Sin duda, se trata de errores realmente sorprendentes. Cuesta trabajo creer que políticos profesionales con experiencia sean tan ingenuos.
En primer lugar el propio Chávez se ha declarado públicamente enemigo jurado del libre comercio, no cree en él porque simplemente no cree en la libre competencia y la propiedad privada como factor del desarrollo económico (lo ha sido siempre desde el período neolítico, hace 10 mil años).
El objetivo del mandatario no es que Venezuela se integre comercialmente como un hermanito bueno al bloque regional, sino convertir a esa entidad en fuerte plataforma política, encabezada por él (Chávez), para su enfermiza confrontación con el "imperio" estadounidense, algo que no es del interés de ninguno de sus otros cuatro socios del bloque regional.
Quien no vea esto así es porque no quiere, o tiene el mismo problema que padecía el Quijote: confundía el deseo con la realidad y veía gigantes donde había molinos de viento.
Además, el Mercosur, creado en 1991 para "el libre comercio de mercancías, personas y moneda", según reza la Declaración de Asunción, no las tiene todas consigo debido a que Uruguay y Paraguay se quejan de que no reciben un trato justo por parte de los dos grandes, Brasil y Argentina. Uruguay estuvo incluso sondeando la posibilidad de firmar un acuerdo de libre comercio con EU y abandonar el bloque regional.
El interés de Brasil es únicamente el de incrementar sus exportaciones hacia Venezuela, que ascendieron el año pasado a más de 3,000 millones de dólares, pues no necesita importar petróleo, pero el precio que va a pagar es demasiado alto en materia política. No sólo Brasil, sino todos los miembros del Mercosur, que se verá arrastrado a enfrentamientos políticos constantes contra EU, un mercado de consumidores que representan el 20% de toda la economía global.
Por otra parte, en julio pasado, cuando el Senado brasileño criticó el cierre de Radio Caracas Televisión, Chávez afirmó que los senadores de Brasil "son loritos que repiten lo que dice Washington".
Si los senadores de Brasil finalmente aprobasen el ingreso venezolano al Mercosur, no sólo mostrarían que tienen una equivocada percepción de la realidad, sino que poseen una memoria muy flaca.
roberto.alvarez@laopinion.com
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Esta semana la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados de Brasil aprobó el ingreso de Venezuela al Mercosur, que ahora dependerá de dos votaciones más, una en el plenario de la Cámara Baja, y otra en el Senado, que dará un veredicto definitivo.
A juzgar por la amplitud con la que fue aprobada —44 votos a favor y 17 en contra—, es muy probable que las dos votaciones restantes den la luz verde al ingreso venezolano.
Curiosamente, un diputado de derecha, Paulo Salim Maluf, del conservador Partido Progresista, fue quien allanó el camino para la aprobación de la membresía venezolana al presentar una propuesta "apolítica".
Maluf argumentó que no se estaba dando un espaldarazo al autoritarismo de Hugo Chávez, sino que se trataba de un asunto económico y de Estado que iba más allá de la política y del actual gobierno venezolano.
Igualmente, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, defendió el ingreso porque "Venezuela importa productos desde Brasil, es un mercado bueno, muy importante para Sudamérica".
Sin duda, se trata de errores realmente sorprendentes. Cuesta trabajo creer que políticos profesionales con experiencia sean tan ingenuos.
En primer lugar el propio Chávez se ha declarado públicamente enemigo jurado del libre comercio, no cree en él porque simplemente no cree en la libre competencia y la propiedad privada como factor del desarrollo económico (lo ha sido siempre desde el período neolítico, hace 10 mil años).
El objetivo del mandatario no es que Venezuela se integre comercialmente como un hermanito bueno al bloque regional, sino convertir a esa entidad en fuerte plataforma política, encabezada por él (Chávez), para su enfermiza confrontación con el "imperio" estadounidense, algo que no es del interés de ninguno de sus otros cuatro socios del bloque regional.
Quien no vea esto así es porque no quiere, o tiene el mismo problema que padecía el Quijote: confundía el deseo con la realidad y veía gigantes donde había molinos de viento.
Además, el Mercosur, creado en 1991 para "el libre comercio de mercancías, personas y moneda", según reza la Declaración de Asunción, no las tiene todas consigo debido a que Uruguay y Paraguay se quejan de que no reciben un trato justo por parte de los dos grandes, Brasil y Argentina. Uruguay estuvo incluso sondeando la posibilidad de firmar un acuerdo de libre comercio con EU y abandonar el bloque regional.
El interés de Brasil es únicamente el de incrementar sus exportaciones hacia Venezuela, que ascendieron el año pasado a más de 3,000 millones de dólares, pues no necesita importar petróleo, pero el precio que va a pagar es demasiado alto en materia política. No sólo Brasil, sino todos los miembros del Mercosur, que se verá arrastrado a enfrentamientos políticos constantes contra EU, un mercado de consumidores que representan el 20% de toda la economía global.
Por otra parte, en julio pasado, cuando el Senado brasileño criticó el cierre de Radio Caracas Televisión, Chávez afirmó que los senadores de Brasil "son loritos que repiten lo que dice Washington".
Si los senadores de Brasil finalmente aprobasen el ingreso venezolano al Mercosur, no sólo mostrarían que tienen una equivocada percepción de la realidad, sino que poseen una memoria muy flaca.
roberto.alvarez@laopinion.com
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La Opinión Digital - USA/24/11/2007
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