13/4/07

Irán: Chatt al- Arab… Marineros somos


IRÁN: El presidente Mahmoud Ahmadinejad anuncia en conferencia de prensa la liberación de los marinos británicos.
(Foto: Xu Yanyan - XINHUA)

Jorge Gómez Barata (especial para ARGENPRESS.info)

Tema: Situación en Irán
País/es: Irán - Gran Bretaña - Estados Unidos

Escritos o no, los códigos del honor militar, admiten que, sin traicionar ni revelar información sensible, los combatientes capturados en acciones o zonas de guerra están en el deber de hacer lo posible para escapar o alcanzar la liberación. Los marinos británicos apresados en Irán no fueron una excepción.

Por su parte los gobiernos involucrados debieran actuar de modo coherente y responsable, negociar de buena fe, atenerse a normas éticas y abstenerse de manipular los hechos o faltar a la palabra empeñada. Lo esperado es exactamente lo contrario de la conducta asumida por el gobierno británico, que se ha comportado festinada e irresponsablemente.

Los hombres y las mujeres que se alistan en los ejércitos, son preparados para contingencias extremas, forjando en ellos la capacidad de resistencia, el valor y la voluntad necesarios para resistir las más duras pruebas. No por estar cautivo un soldado depone su beligerancia y, aun en esas condiciones, nunca se considera vencido.

Los estados que apresan a militares en acciones de guerra, no suelen considerarlos individualmente culpables por los daños que el país de procedencia les hayan ocasionado durante las acciones combativas. Acertadamente, el gobierno iraní no responsabilizó a los 15 marinos británicos por las posiciones políticas del gobierno de Blair, ni tomó en ellos venganza por su agresividad.

La historia militar está llena de anécdotas de combatientes prisioneros que han resistido estoicamente el cautiverio; otros que han logrado engañar a sus captores y se conoce de operaciones en las que se ordena a los militares inmolarse antes que caer prisioneros y de mandos que han considerado sospechosos a sus combatientes cautivos; hubo militares que al ser liberados, prefirieron permanecer en territorio del captor antes que exponerse a la represalia de sus mandos.

Aunque para juristas y políticos sea importante, en términos estrictamente militares, el debate de si los marinos estaban una milla más acá o allá y si penetraron o no en aguas jurisdiccionales de Irán, es operativamente ocioso; cuando se trata de teatros de operaciones militares donde unidades independientes operan bajo fuertes tensiones, sobre todo en el agua, las acciones no se miden metro a metro con la exactitud con que se establecen los linderos de una propiedad.

El hecho de que los militares apresados mientras operaban en Chatt al Arab, una zona de extrema tensión por tratarse del río que da a Irak, su única salida al mar y que sirve de frontera con Irán, apenas maniobraran ni opusieron resistencia, puede haber indicado a las autoridades iraníes que se trataba de un sebo, una provocación montada para añadir tensión a la peligrosa coyuntura política.

Esa circunstancia explica la sobria actuación iraní que sin exhibicionismo ni excesos propagandísticos, a dado a la inteligencia y a la diplomacia británica una lección de madurez y compostura, a la vez que desactivaba una peligrosa maniobra.

La otra cara de la moneda es la actuación poco seria del gobierno de Tony Blair, descolocado al tratar de improvisar una respuesta a la conducta iraní que obviamente no esperaba, intentando ahora aprovechar un asunto sumamente delicado, que involucró la seguridad de varios de sus combatientes, para burdas acciones propagandísticas.

El hecho de que se permita e incluso se estimule a los militares británicos liberados a desmentirse y fantasear sobre el apresamiento y el encierro y se les autorice a contar para medios de prensa y libelos sensacionalistas, historias que probablemente nunca ocurrieron o se exageran para acompañar expectativas comerciales y hacer dinero, deja mucho que desear de los militares ingleses.

En cualquier caso, ha quedado en entredicho la competencia y la seriedad del mando militar británico y la seriedad de sus combatientes, incapaces de evitar el arresto, pero sumamente diestros en inventar historietas.

De todos modos, Irán debe haber tomado nota. Ojalá no haya una próxima vez.

ARGENPRESS.info/12/04/2007

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