Brasil vs. México: La competencia que comenzó (¿y la Argentina?)
Brasil es un protagonista del Cono Sur y va por el resto de Sudamérica. Por eso ha comenzado a pisar fuerte en América Central y el Caribe, lo cual resulta un claro desafío a México en su tradicional zona de influencia.
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El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva culminó una gira de 5 días que lo llevó por Panamá, Nicaragua, Honduras, Jamaica y México.
El objetivo fue promover el uso del etanol producido con caña de azúcar como alternativa al petróleo, y buscar socios para el desarrollo de refinerías.
Lula viajó acompañado de 50 empresarios y en todos los países firmó acuerdos que apuntan a su objetivo.
Pero la búsqueda de socios es apenas el comienzo de una incursión mayor en la región.
El Presidente brasileño sabe que el etanol, con el calentamiento global en boga y el precio del barril de petrolero encaramado en cifras históricas, es uno de los combustibles del futuro.
Y su país, que es el principal productor mundial, le lleva a sus competidores más 30 años de ventaja en desarrollo e implementación de tecnología.
Lula ha convertido al combustible en punta de lanza de su política exterior, política que agrada a USA ante la realidad petrolera.
Washington DC quiere disminuir su dependencia del petroleo y para ello necesita incrementar la producción regional del etanol de caña pues el de maíz, que es el que podría producir a gran escala, no es igualmente eficiente y, en cambio, es casi igual de contaminante que el crudo.
USA es el principal consumidor de petróleo con el 25% de la producción, equivalentes a más de 20 millones de barriles al día, de los cuales el 65% proviene del mercado internacional.
La cifra podría pasar al 75% si no descubren nuevos yacimientos en su territorio. El tema se agrava si se tienen en cuenta el precio actual del barril (más de US$ 70), la inestabilidad de países productores en Oriente Medio, el gran consumo de países como China y la teoría de que el petróleo está en vías de extinción.
Además, hay un objetivo de seguridad nacional: debilitar al presidente venezolano Hugo Chávez, que ha usado su bonanza petrolera para influir en el rumbo político en Centro América y el Caribe pero le vende el 60% de su crudo a USA.
No obstante, la gira de Lula también tiene otra lectura, más sutil. Para nadie es un secreto la rivalidad política y económica que siempre ha existido entre Brasil y México.
En años recientes, la disputa por un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y el enfrentamiento por el futuro de un Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) ha enfriado mucho las relaciones.
Tanto Lula como el presidente mexicano Felipe Calderón hablaron de dejar esos temas atrás y avanzar en una agenda de integración económica. Pero Lula respondió con esta gira a los coqueteos que le viene haciendo México a Sudamérica desde que Calderón asumió el poder hace 7 meses.
El viaje de los Kirchner a México fue una demostración de ese intento de seducción. Calderón recibió la visita de Néstor Kirchner, quien promovió públicamente el ingreso de México al Mercosur, una propuesta que fue rechazada de plano por el canciller brasilero Celso Amorim, a pocas horas de tomar el avión hacia el norte.
El analista político mexicano Sergio Sarmiento opinó: "Cada país tiene su propia área de acción. América del Sur es la de Brasil y América Central y una particular la relación bilateral con USA son las de México. Y cualquier intromisión es rechazada. Brasil ve como una amenaza los acercamientos con Mercosur y Chile. México reciente cuando le navegan por el Caribe".
Si bien ambos países andan codo a codo en términos de Producto Interno Bruto, Brasil cuenta con una economía más diversificada mientras que México enfrenta una reducción en sus riquezas petroleras y depende mucho de USA, tanto por el ingreso de remesas como por el comercio a través del NAFTA.
México, además, enfrenta una crisis de seguridad sin antecedentes generada por el afianzamiento de los carteles de la droga. Y eso ocupará recursos y buena parte del tiempo de Calderón.
Sin ir más lejos, está sobre la mesa una especie de Plan Colombia para México, financiado en parte por USA: será uno de los temas que tratará el Presidente mexicano con George W. Bush durante el encuentro que sostendrán en Québec, Canadá, entre el 20 y el 21 de agosto.
Bush, sostienen fuentes, está próximo a solicitar al Congreso una adición presupuestal de US$ 1.000 millones para financiar los primeros 2 años de la estrategia, y que en principio servirían para la compra de radares, equipos de telecomunicaciones y entrenamiento de funcionarios judiciales y policiales en México.
Pero del dicho al hecho hay trecho. Los demócratas en USA, que hoy controlan el Congreso, favorecen los programas de prevención al consumo y no tienen el mejor concepto de los resultados que se han visto en Colombia. De hecho, el flujo de droga tras 6 años de programa y casi US$ 5.000 millones invertidos, sigue idéntico.
Lula, por su parte, ha encontrado en el etanol su gallina de los huevos de oro. El alcohol de caña es inagotable y cuesta la mitad que el crudo (US$ 35 por barril).
Japón, por ejemplo, está a punto de firmar un pacto para importar 6.000 millones de litros de etanol brasilero en 2008. Y el hecho de que casi el 90% del parque automotor del país funcione a base del alcohol es prueba fehaciente de que la industria automotriz se irá adaptando.
Incluso el etanol puede permitirle perforar Centro América y el Caribe, y consolidarse como la gran potencia económica del continente después de USA.
El objetivo fue promover el uso del etanol producido con caña de azúcar como alternativa al petróleo, y buscar socios para el desarrollo de refinerías.
Lula viajó acompañado de 50 empresarios y en todos los países firmó acuerdos que apuntan a su objetivo.
Pero la búsqueda de socios es apenas el comienzo de una incursión mayor en la región.
El Presidente brasileño sabe que el etanol, con el calentamiento global en boga y el precio del barril de petrolero encaramado en cifras históricas, es uno de los combustibles del futuro.
Y su país, que es el principal productor mundial, le lleva a sus competidores más 30 años de ventaja en desarrollo e implementación de tecnología.
Lula ha convertido al combustible en punta de lanza de su política exterior, política que agrada a USA ante la realidad petrolera.
Washington DC quiere disminuir su dependencia del petroleo y para ello necesita incrementar la producción regional del etanol de caña pues el de maíz, que es el que podría producir a gran escala, no es igualmente eficiente y, en cambio, es casi igual de contaminante que el crudo.
USA es el principal consumidor de petróleo con el 25% de la producción, equivalentes a más de 20 millones de barriles al día, de los cuales el 65% proviene del mercado internacional.
La cifra podría pasar al 75% si no descubren nuevos yacimientos en su territorio. El tema se agrava si se tienen en cuenta el precio actual del barril (más de US$ 70), la inestabilidad de países productores en Oriente Medio, el gran consumo de países como China y la teoría de que el petróleo está en vías de extinción.
Además, hay un objetivo de seguridad nacional: debilitar al presidente venezolano Hugo Chávez, que ha usado su bonanza petrolera para influir en el rumbo político en Centro América y el Caribe pero le vende el 60% de su crudo a USA.
No obstante, la gira de Lula también tiene otra lectura, más sutil. Para nadie es un secreto la rivalidad política y económica que siempre ha existido entre Brasil y México.
En años recientes, la disputa por un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y el enfrentamiento por el futuro de un Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) ha enfriado mucho las relaciones.
Tanto Lula como el presidente mexicano Felipe Calderón hablaron de dejar esos temas atrás y avanzar en una agenda de integración económica. Pero Lula respondió con esta gira a los coqueteos que le viene haciendo México a Sudamérica desde que Calderón asumió el poder hace 7 meses.
El viaje de los Kirchner a México fue una demostración de ese intento de seducción. Calderón recibió la visita de Néstor Kirchner, quien promovió públicamente el ingreso de México al Mercosur, una propuesta que fue rechazada de plano por el canciller brasilero Celso Amorim, a pocas horas de tomar el avión hacia el norte.
El analista político mexicano Sergio Sarmiento opinó: "Cada país tiene su propia área de acción. América del Sur es la de Brasil y América Central y una particular la relación bilateral con USA son las de México. Y cualquier intromisión es rechazada. Brasil ve como una amenaza los acercamientos con Mercosur y Chile. México reciente cuando le navegan por el Caribe".
Si bien ambos países andan codo a codo en términos de Producto Interno Bruto, Brasil cuenta con una economía más diversificada mientras que México enfrenta una reducción en sus riquezas petroleras y depende mucho de USA, tanto por el ingreso de remesas como por el comercio a través del NAFTA.
México, además, enfrenta una crisis de seguridad sin antecedentes generada por el afianzamiento de los carteles de la droga. Y eso ocupará recursos y buena parte del tiempo de Calderón.
Sin ir más lejos, está sobre la mesa una especie de Plan Colombia para México, financiado en parte por USA: será uno de los temas que tratará el Presidente mexicano con George W. Bush durante el encuentro que sostendrán en Québec, Canadá, entre el 20 y el 21 de agosto.
Bush, sostienen fuentes, está próximo a solicitar al Congreso una adición presupuestal de US$ 1.000 millones para financiar los primeros 2 años de la estrategia, y que en principio servirían para la compra de radares, equipos de telecomunicaciones y entrenamiento de funcionarios judiciales y policiales en México.
Pero del dicho al hecho hay trecho. Los demócratas en USA, que hoy controlan el Congreso, favorecen los programas de prevención al consumo y no tienen el mejor concepto de los resultados que se han visto en Colombia. De hecho, el flujo de droga tras 6 años de programa y casi US$ 5.000 millones invertidos, sigue idéntico.
Lula, por su parte, ha encontrado en el etanol su gallina de los huevos de oro. El alcohol de caña es inagotable y cuesta la mitad que el crudo (US$ 35 por barril).
Japón, por ejemplo, está a punto de firmar un pacto para importar 6.000 millones de litros de etanol brasilero en 2008. Y el hecho de que casi el 90% del parque automotor del país funcione a base del alcohol es prueba fehaciente de que la industria automotriz se irá adaptando.
Incluso el etanol puede permitirle perforar Centro América y el Caribe, y consolidarse como la gran potencia económica del continente después de USA.
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Urgente 24-Argentina/18/08/2007
2 comentarios:
Que tal companeros mexicanos, creen ustedes que la vida es tan larga o muy corta, como para que no se pueda lograr que mexico sea una potencia... Atte. Carlos Antonio Aguilar Crisanto.
bueno es cierto que méxico atraviesa una serie de probelmas sociales y politicos, y lo del petroleo y USA,este es mi punto de vista.
brasil a crecido a pasos agigantados pero tampoco puede cantar victoria,en economi brasil supera a méxico,pero méxico lo supera en IDH, y en otras cosas,lo brasileños no deben sentirse superiores y mucho meno confiarse ya que si méxico atraviesa por una serie de problemas,( que pais no lo hace) recuerden que para llegar a la cima hay que sufri y es lo que hace méxico,si logra méxico salir de sus problemas,supera a brasil,tal ves no en lo economico pero lo hara y eso hay que tenerlo en mente ,brasil cree que ya conquisto la cima o que ya va a la mitad,pues no aun le hacen falta muchas cosas!!! no todo es oro y triunfo!!!!
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