22/10/07

Obama: ‘Mi experiencia es singular’

Opina que el nuevo presidente de EU debe ser un líder en la inmigración
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Pilar Marrero
pilar.marrero@laopinion.com
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Barack Obama se sube al vehículo negro, rodeado de agentes del Servicio Secreto que lo custodian constantemente, luego de haber estrechado cada mano y ofrecido cada autógrafo que le pidieron en la secundaria Garfield, el pasado sábado por la tarde.
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Entrevista completa en inglés
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Ya está acostumbrado a que lo reciban como si fuera una estrella de rock: el joven senador de Illinois, hijo de un inmigrante negro de Kenia, África, y una mujer blanca de Kansas, que vivió de joven en Indonesia, creció en Hawaii, fue hijo del divorcio y luchó por entender su identidad, tiene un tremendo carisma natural.

Los jóvenes sienten una gran curiosidad por él. Erica Smith, una jovencita estudiante de octavo grado en la escuela Culture and Language Academy of Success, de Inglewood, trató en vano de intervenir en el foro público de la Garfield, ya que muchos jovencitos alzaron la mano para hacerle preguntas.

"Quería pedirle que viniera a mi escuela", comenta Erica, una niña afroamericana sin pizca de timidez que tiene claro que "para triunfar hay que estudiar", adelantó sin necesidad de que se le preguntara.

Erica y otros jóvenes de las mal llamadas "minorías", tienen en Obama la primera oportunidad real de ver a alguien que luce como ellos a las puertas de la Casa Blanca.

Obama sabe que, gane o no gane, está haciendo historia. En persona es un tipo cordial, pero no un político zalamero como otros, que buscan gustar, darle a uno por su lado o ser demasiado simpático, hasta el punto de la falsedad. El precandidato es más bien directo en su forma de hablar.

"Dispara", dice a la reportera que está sentada ya en el vehículo esperando al candidato y con quien ya había intercambiado afuera saludos amables. "Sé que no tenemos mucho tiempo".

A continuación, se transcribe la entrevista completa hecha durante el trayecto desde el Este de Los Ángeles hasta las puertas de su hotel en Beverly Hills.

El contenido va desde una discusión sobre el racismo y la inmigración, pasando por los temores estadounidenses hacia la medicina socializada, el reclutamiento de latinos en las Fuerzas Armadas, las tensiones con los afroamericanos y la imagen de Estados Unidos en Latinoamérica:

L.O: Su abuelo era cocinero en Kenia cuyo sueño era mandar a su hijo a Estados Unidos a estudiar. Cuando su padre vino aquí... ¿alguna vez se sintió rechazado o atacado, como algunos atacan hoy a los inmigrantes?

B.O: Oh sí, de hecho, en el primer capítulo de mi primer libro escribo la historia de cuando fui a un bar con unos amigos, estudiaba entonces en la Universidad de Chicago y alguien en el bar dijo algo así como, no quiero beber en un lugar donde hay un negro. Él experimentó la discriminación, como también la experimentan los afroamericanos y también las personas de otros países.

Su actitud general era que él podía razonar con ellos, ser tan bueno como ellos, porque él era muy buen estudiante, pero pienso que lo que deja es una memoria en mi mente de algo contra lo que queremos pelear, que es esta mentalidad de "nosotros contra ellos" que algunos tienen. Y no es nueva, la ironía, cuando los irlandeses vinieron, la gente decía lo mismo de ellos que ahora dicen de los latinos. Igual con los italianos, los polacos, la historia de este país es que las olas de inmigrantes vienen y hay gente que trata a los inmigrantes como si ellos hubieran estado aquí desde siempre, olvidando que ellos mismos son producto de un pasado inmigrante.

El próximo presidente debe ser un líder en este tema, y tratar de generar una mejor actitud entre nuestra gente.

Y cómo se hace eso, es la pregunta... todo eso va al centro de la discusión sobre ser legal o ilegal, porque la palabra ilegal se está usando como un insulto contra la gente. Hay quienes dicen, mis ancestros vinieron legales, ignorando que antes, venir legal era simplemente montarse en un bote, o pagar un impuesto...

Es cierto... pero yo hablo de eso a menudo, una de las cosas que digo siempre, que no es cierta es esta noción de que todos los que vinieron por Ellis Island tenían sus papeles legales, significa que no recordamos bien el pasado. Pienso, por otra parte, que no es ilegítimo que una nación moderna tenga control de sus fronteras. México por cierto, también actúa muy duramente con los inmigrantes de Centroamérica.

Lo segundo es que creo que la razón por la que vemos este sentimiento antiinmigrante es que hay mucha ansiedad económica entre los trabajadores estadounidenses, porque la política del presidente George W. Bush ha sido muy buena para las corporaciones, pero no para los trabajadores. Los salarios están estancados. Gracias a la globalización, los trabajos se están yendo al extranjero, solían ir a México, ahora se van a China.

Así, hay un sentimiento de incertidumbre sobre el futuro, no hay buen sistema de salud, los costos suben, y buscan a alguien a quien culpar. Parte de lo que hay que hacer es no sólo recordar a la gente que somos una nación de inmigrantes, sino también que los trabajadores sientan que alguien está peleando en favor de ellos

También creo que el Partido Republicano ha usado esto en una forma muy política, mira la renuncia de Mel Martínez. Martínez es un tipo muy decente, no estoy de acuerdo con su filosofía política, pero creo que se sentía cada vez menos confortable encabezando un partido que está usando el tema de inmigración para crear temor.

L.O. ¿Qué le parecen los grupos radicales como Minuteman, el auge en grupos de odio y, por encima de todo, la radio hablada, que inyecta tanto odio en el discurso antiinmigrante?

B.O. Absolutamente. Creo que estamos de acuerdo en que la justicia vigilante no funciona en este país. Y con respecto a la radio... a mí me atacan tanto como a cualquiera. No puedo decir mucho, sólo que en este país hay libertad de expresión, tienen derecho a decir lo que quieran. Pienso que los sentimientos expresados son algo que el próximo presidente debe enfrentar. Y creo que eso es lo que está en juego en esta elección.

Cuando me preguntan por qué deben votar por mí y no otro candidato... les digo que yo me opuse a la guerra antes que ninguno de los demás, desde el principio, pero también porque soy capaz de ir a Detroit y decirle a las compañías automotrices que deben aumentar los estándares de eficiencia de los combustibles o a Wall Street para pedir políticas económicas más justas. El punto es que decir lo que hay que decir no siempre es fácil, el próximo presidente tendrá que decir cosas que muchos no quieren oír, y no sólo lo que dicen las encuestas.

L.O. ¿Está usted de acuerdo con la actual política de redadas de las comunidades inmigrantes? ¿Seguiría con ella?

B.O. Creo que es un show y no resuelve el problema. Tenemos a 12 millones de indocumentados. La idea de que esto se puede resolver llevándose 50 aquí o allá es deshonesta. Yo seguiría reforzando la frontera, porque tenemos derecho de hacerlo como país, trabajaríamos en un sistema de verificación de empleo que no fuera discriminatorio. No estoy interesado en hacer prioridad de arrestar a trabajadores que buscan ganar la vida para su familia, también hay empresarios explotadores. Y quiero un camino a la ciudadanía para los inmigrantes. Reformar la inmigración legal, el retraso es tan serio que hace aumentar la presión para inmigrar ilegalmente.

L.O. ¿Cuál es su opinión sobre el enfoque del reclutamiento militar en los latinos? Como usted sabe, una de las cosas que ha hecho la ley "No Child Left Behind" es obligar a las escuelas a proporcionar información al gobierno sobre los jóvenes y las campañas de reclutamiento son intensas. Al mismo tiempo pareciera que hay una desinversión educativa. ¿Será coincidencia?

B.O. Creo que es algo noble para nuestros jóvenes servir en las Fuerzas Armadas. Estoy orgulloso de ellos, y también de los latinos que sirven en números desproporcionados a su presencia en la población. También pienso que la carga de la guerra debería ser compartida, me preocupa ver que al mismo tiempo hay recortes en becas, dificultad para financiar una educación universitaria y la única manera de avanzar es sirviendo en las Fuerzas Armadas. Me parece genial si quieren hacerlo, pero no debe ser porque sea la única manera de salir adelante, por presiones económicas. La juventud debe tener otras formas de servicio, en el Peace Corp., o como maestros, trabajadores sociales. Por eso quiero crear un sistema de Servicio Nacional para ofrecer otras formas de servir a su país.

L.O. Hablando de salud. ¿Por qué hay tanto miedo en este país respecto a un sistema universal "socializado" de salud? ¿No es cierto que funciona en otros países desarrollados?

B.O. Esto viene de viejos debates que se dieron en los años 50 y 60, en la época de la guerra contra el comunismo, el macarthismo, médicos que tenían miedo de que les iba a reducir sus ingresos. Las cosas, sin embargo, han cambiado. El público está por delante de los políticos en este tema hoy en día, la ciudadanía reconoce que el sistema no funciona. Los médicos incluso se sienten frustrados ya que deben reportar a las compañías de seguro las medicinas que prescriben o los tratamientos que mandan, para asegurarse de que les pagarán. Creo que tenemos una oportunidad que no hemos tenido en mucho tiempo de aprobar un sistema universal, pero va a ser una batalla dura porque las compañías de seguro y las farmacéuticas han gastado 1,000 millones de dólares en 10 años para impedir reformas.

L.O. Pues ya ve lo que está pasando aquí en California... la discusión no va muy bien.

B.O. Claro, pero creo que lo bueno es que el empresariado está empezando a involucrarse, preocupado por el aumento en los costos de salud, y ahora tienen una obligación de ayudar a reformar el sistema porque no quieren seguir experimentando una inflación de 8% a 10% en costos de salud cada año. Eso puede ayudar mucho en la alineación de las voluntades políticas.

L.O. Mirando hacia Latinoamérica, usted ha dicho que dialogará...

...con [Hugo] Chávez...

Sí, exacto... yo soy de Venezuela y acabo de regresar de allá... ¿cree usted que el hecho de ser usted una persona producto de una mezcla de razas y de culturas le ayudará en ese diálogo?

B.O. Desde luego que sí, creo que no sólo el hecho de ser de varias razas y culturas sino el haber vivido en el exterior. La gente habla de la experiencia y me preguntan si tengo experiencia en política exterior. La experiencia que tengo de vivir en un pueblo pobre de Indonesia, de una abuela que vivió en una villita de África, sin agua corriente o electricidad, sin doctores ni hospitales, donde la gente muere de sida y malaria cada semana. Esa es una experiencia que no se gana yendo en una delegación congresional, sentados en la lujosa oficina del embajador y recibiendo un reporte de la CIA. Sí, creo que me da credibilidad cuando viajo a otros países, porque yo he visto y experimentado cosas que la gente común experimenta.

L.O. Entonces... ¿cuál sería su actitud, su política hacia Latinoamérica?

B.O. La primera es definir cómo estructuramos el comercio con Latinoamérica, que sea bueno para los trabajadores a ambos lados de la frontera y no sólo para las corporaciones y eso significa asegurarnos que todos los acuerdos que tenemos cumplen con estándares laborales internacionales y de seguridad básica ambiental y laboral.

Si miras al TLC como ejemplo, ha dado algunos beneficios a ambos países, pero los agricultores mexicanos, por ejemplo, han sufrido bastante, generando más presión para la emigración indocumentada.

Lo segundo es ver cómo podemos mejorar los sistemas educativos en el mundo. Estados Unidos no gasta suficiente en ayuda extranjera, gastamos menos en porcentaje que otras naciones desarrolladas. Si tan sólo tomáramos una porción de lo que se gasta en Irak cada mes y lo invirtiéramos en construir escuelas, clínicas, eso es bueno para nuestra seguridad. Que la gente sepa que la imagen nuestra no es sólo un marine con un rifle a cuestas, sino también un maestro de escuela o un médico o enfermero.

Es importante que haya más intercambios estudiantiles, lo que se ha vuelto más difícil tras el 11 de septiembre, porque se dificultaron las visas de estudiante. De hecho, tras el ataque, el intercambio cultural ha disminuido.

Y estratégicamente quiero hablar con todos. No sólo con nuestros amigos sino con nuestros adversarios. Discutí con la senadora [Hillary Rodham] Clinton sobre eso, ya que ella me acusó de que Chávez me usaría como propaganda. Mi actitud es, a mí no me preocupa perder una batalla propagandística con Chávez. Sé quién soy y en lo que creo. Lo que nos hace más daño es Guantánamo o Abu Ghraib o la suspensión de Hábeas Corpus. Esas son las batallas que debemos ganar. Si confiamos en nuestros ideales y tradiciones, no debemos temer el dialogar con nadie y establecer acuerdos y desacuerdos.

L.O. Y por supuesto, usted sabe que hay razones políticas y sociales en Latinoamérica para el surgimiento de un Chávez o de un Morales...

B.O. Claro, no estoy de acuerdo en lo que hace Chávez, pero sí sé que cuando hay países donde imperan las grandes desigualdades, los demagogos como Chávez pueden llegar al poder. Si allí hubiera una prosperidad económica compartida, eso sería pasto fértil para una democracia amplia y basada en las leyes. Creo que eso es lo que deberíamos promover.

L.O. Volviendo a Estados Unidos. Las relaciones entre latinos y afroamericanos han pasado por sus altibajos. Aquí en Los Ángeles tenemos un problema grande debido a las pandillas y ataques a vecinos del otro grupo. ¿Cómo enfrentaría este problema, cada vez más obvio en lugares donde los latinos llegan y desplazan a los afroamericanos?

B.O. Hay una larga historia en este país de azuzar a grupos en desventaja unos contra los otros. Cuando los afroamericanos y los latinos progresan es porque se unen. Estuve hace poco en La Raza... y hablé de la correspondencia entre César Chávez y Martin Luther King Jr. La lucha de derechos civiles de los afroamericanos contribuyó a empoderar a los latinos. El movimiento de César Chávez trajo a la palestra situaciones básicas de justicia e igualdad, así es como vamos a progresar. Para continuar esa cooperación necesitamos liderazgo en ambos lados que esté dispuesto a gobernar para todos y no sólo para algunos.

Cuando yo estaba en la Legislatura de Illinois, los latinos de allí eran miembros del grupo afroamericano, quizá porque eran muy poquitos, pero eso nos ayudó a trabajar juntos. Por eso logramos el DREAM Act en Illinois y los latinos nos apoyaron en temas afroamericanos, y así ambos grupos pudieron aprobar leyes que no podrían haber hecho solos.

Cuando hay conflictos en los barrios y hay jóvenes que no tienen futuro más que el del negocio de la droga vamos a ver esas situaciones, y tenemos que darles a esos jóvenes un sentido de futuro y de esperanza.

L.O. ¿Cómo se aseguraría de que en su gobierno hubiera una verdadera diversidad?

B.O. Si miras a mi oficina del Senado, es un buen ejemplo. Mi jefe de personal es medio japonés, un director legislativo que es de China, entre mis asesores más cercanos tengo un chileno, un indio y dos estadounidenses. Siempre he creído que todas las voces estén representadas, eso me hace un mejor líder. Todos tenemos un punto ciego, cosas que no sabemos porque no las hemos experimentado. Si voy a representar a todo el país tengo que asegurarme de tener a gente que represente el país de verdad.

L.O. ....Y no sólo alguien como Alberto González....

B.O. Claro, eso seguro. Sólo porque alguien es latino o afroamericano no quiere decir que van a ser coherentes con mi filosofía.

Obama se baja del carro y se pone su saco, listo para dirigirse al siguiente evento. Antes de darse la vuelta pregunta si hay alguien que pueda llevarme hasta donde dejé mi carro. Sí, gracias, todo está resuelto, le contesto. "Espero que nos volvamos a ver", dice, dándose la vuelta, no sin antes darme la mano y hacer intenso contacto visual, como durante toda la entrevista, en la que nunca sentí que estaba hablando con una grabadora, como a veces ocurre con ciertos políticos.

Luego, se pierde entre su comitiva de seguridad, listo para el siguiente round de su lucha por la presidencia.
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La Opinión Digital - USA/22/10/2007

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