23/4/07

Argentina: La 'movida' del INDEK


El presidente Néstor Kirchner junto a la ministra de Economía Felisa Miceli en una reunión en Casa Rosada.
Foto: Presidencia de la Nación






Eduardo Lucita(LA ARENA)

El éxito logrado por el gobierno nacional para contener el alza de precios y las expectativas inflacionarias comenzó a deteriorarse en el último trimestre del 2005. Amenazando en enero, cuando la inflación del mes se proyectaba al 2.1%, acelerar este deterioro. Precisamente cuando debían comenzar las reuniones paritarias con los sindicatos para renegociar las convenciones colectivas: salarios y condiciones de trabajo.

Adicionalmente la escalada impactaba directamente en el pago de intereses de los bonos de la deuda ajustables por CER.

Aparentemente esta confluencia de tensiones, en un año preñado de electoralismo, decidió la virtual intervención del INDEC. Desplazamiento de funcionarios, nombramientos por decreto y cambios en la metodología de cálculo.

El índice oficialmente dado a conocer para enero, 1,1 %, respondió a las expectativas del gobierno nacional que pudo entonces relanzar su propuesta de tope de incremento salarial del 15%. Sin embargo el termómetro social, los ciudadanos comunes, registran otros datos. Consultoras especializadas dicen que la percepción de los consumidores acerca de si el gobierno controlará la inflación está descendiendo aceleradamente.

No es para menos, aún con controles y “retoques”, la canasta básica de alimentos creció en los últimos seis meses más del 13%, y este es un dato central para la discusión salarial.

El INDEC un organismo reconocido internacionalmente

Creado en 1968 el INDEC es desde sus orígenes un organismo del Estado descentralizado, con autonomía y presupuesto propio. Su tarea no es solo el cálculo de los índices de precios, incursiona también en aspectos económicos, poblacionales, de salud, pobreza e indigencia, entre otros.

Goza de un fuerte reconocimiento internacional no solo por la calidad y compromiso de su personal técnico –profesionales especializados de diversas disciplinas- sino también porque las normas, criterios y metodologías empleadas para el relevamiento de datos, su procesamiento y cálculo final, están regidos, aprobados y auditados, por instituciones como la OIT y la CEPAL.

Claro está que siempre hay una tensión con los gobiernos de turno, a quienes molesta su autonomía cuando los resultados no les resultan políticamente convenientes.

En tiempos de la última dictadura militar Martínez de Hoz elaboró un índice de costo de vida que no contemplaba la carne como forma de contener la inflación; más tarde Cavallo cuestionó los indicadores de desempleo porque decía su política tendía a crear empleo; más recientemente Lavagna señaló que se medía mal la pobreza, cuando esta crecía exponencialmente. Incluso a poco de asumir la ministra Miceli mostró su disconformidad con la forma en que se calculaba el ingreso de los más pobres, porque no se contemplaban los ingresos indirectos, claro que no tenía en cuenta los ingresos indirectos de los más ricos.

Precios acordados y de mercado

El artilugio encontrado por los nuevos funcionarios ha sido elaborar el IPC ya no con los precios recopilados en los comercios, sino con los precios acordados por la Secretaría de Comercio con las cámaras empresarias.

En un principio este nuevo criterio se aplicó a rubros como medicina prepaga, turismo e incluso a algunas verduras, pero luego los trascendidos surgidos del propio INDEC dicen que los precios de distintos productos se retocan según las necesidades del índice final.

Así el IPC refleja una realidad que solo responde a los intereses momentáneos de la política oficial: mantener la inflación en un dígito, pero que cada vez se aleja más de la percepción de los consumidores.

Si bien siempre hubo intentos de toquetear los índices nunca se llegó a tanto. Más aún, los cuestionamientos nunca surgieron públicamente de un funcionario inferior al ministro de economía, lo que está hablando de un tipo de problema que nada tiene que ver con la estadística.

Se ha abierto así un conflicto que ya lleva más de dos meses (ver Cronología…) y cuya resultante directa ha sido, por un lado, la perdida de credibilidad, local e internacional, de uno de los pocos organismos del Estado que gozaban de cierto prestigio. Por el otro una disociación creciente entre los precios que se computan para el índice y los de la economía real.

¿Como salir de esta encerrona? ¿Como dejar atrás este INDEK, cuya nueva metodología empleada para el cálculo de enero, se ha repetido en febrero y marzo y amenaza con continuar y recuperar la credibilidad del INDEC?

Es la pregunta que flota en el ambiente y cuya respuesta está emparentada con otra: ¿Qué va a pasar cuando la economía ajuste finalmente los índices a la realidad cotidiana?

Cronología de un desaguisado

El 29 de enero, por orden del Ministerio de Economía, la directora del INDEC responsable del índice de precios al consumidor (IPC) desde 2001, Graciela Bevacqua, es desplazada de su cargo cuando la inflación del mes se estimaba alrededor del 2,1%.

Trasciende que la funcionaria habría sido desplazada por defender técnicamente la validez de los índices y por negarse, amparándose en el secreto estadístico, a informar a la Secretaría de Comercio Interior la lista de los locales y comercios en que se relevan los precios.

Días después es reemplazada por Beatriz Paglieri, una técnica que trabaja en el Ministerio de Economía desde 1978 y es cercana al secretario Guillermo Moreno.

Ante la reacción del personal técnico del organismo intervenido se los acusa de estar 'politizando' el conflicto. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, los trata de 'mafiosos' y 'forajidos'. Y la ministra Miceli se refiere a Bevacqua como una “funcionaria de cuarta”.

El lunes 5 de febrero el INDEC difunde –con fuertes presiones y vigilancia policial- el dato oficial del IPC para enero: 1,1%. Trasciende que se usaron nuevos criterios metodológicos.

La misma semana el conflicto se extiende a otras dos Direcciones: la de Ingresos y Gastos y la de Encuesta Permanente de Hogares (EPH).

Poco después, la directora nacional de Estadísticas de Condiciones de Vida del INDEC (responsable máxima de tres áreas clave: Precios al Consumidor, Encuesta Permanente de Hogares y Gasto e Ingresos de los Hogares) solicita quedar 'desafectada' por no compartir estos cambios metodológicos.

El lunes 26 de febrero ella y Bevacqua declaran ante el fiscal nacional de investigaciones administrativas. Se trata de confirmar si fueron presionadas por Economía para violar el secreto estadístico en la elaboración del IPC y/o si hubo alteraciones metodológicas en la medición de la inflación.

El viernes 9 de marzo el titular del INDEC, Lelio Mármora, presenta su renuncia a Miceli argumentando problemas de salud. El Ministerio de Economía designa en su reemplazo, en forma interina, a Mario Krieger, quien venía desempeñándose como director adjunto del organismo.

Se conoce el IPC de febrero, 0.3%

En la tercer semana de marzo trascendidos con origen en el Ministerio de Economía hablan de un proyecto de “normalización” del INDEC sobre la base del llamado a concurso de unos 20 cargos del organismo, aunque no se dan mayores precisiones sobre tiempos y formas de concretarlo.

El miércoles 4 de abril se informa el IPC de marzo, 0.8%, pero la canasta básica de alimentos con la que se calcula la indigencia, creció un 3.6%., esto desató una nueva oleada de críticas por parte del Gobierno, incluso el propio Presidente de la Nación habría intervenido para que se desmienta ese dato.

Los técnicos del INDEC responden que si hay error se debe a la impericia e incompetencia de los nuevos funcionarios designados.

Finalmente el jueves 11 el INDEC da a conocer una versión corregida: el índice bajó 0.2%. Tan poco creíble como el dato anterior. Nadie da ninguna explicación y la incertidumbre crece día a día.

ARGENPRESS.info/22/04/2007

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