16/4/07

Peligros que acechan a la economía asiática

En 2007 se conmemora el décimo aniversario de la crisis financiera asiática, atribuida a fondos especulativos internacionales que en un primer momento provocaron turbulencias en el sistema cambiario de Tailandia.
Diez años después, Asia ha vuelto a ser el principal blanco de los capitales especulativos globales, que siguen representando un peligro para la economía del continente, según sostuvo Peng Xingyun, director de la Oficina de Estudios de Teoría y Política Monetarias del Instituto Financiero de la Academia de Ciencias Sociales de China, en un artículo publicado en el rotativo chino Global Times.

XINHUA

Su opinión coincide con la del Banco Mundial, que en un informe divulgado recientemente apuntó que pese a la mejora registrada en la economía asiática en la última década, ésta aún afronta múltiples riesgos.

Los países asiáticos se encuentran ante dilema frente al flujo de fondos especulativos

En la actualidad, el continuo flujo de los fondos especulativos a corto plazo y la consiguiente subida de los precios de los capitales constituyen un rompecabezas para los gobiernos asiáticos. Frenar el flujo de dichos fondos es uno de los instrumentos directos empleados para garantizar los precios de los capitales, y que los Ejecutivos han efectuado con poca eficacia.

A modo de ejemplo, el Gobierno de Bangkok promulgó a finales de 2006 una normativa destinada a controlar la llegada de divisas extranjeras, ante la preocupación de que la rápida apreciación de la moneda nacional, el baht, pudiera llevar a una crisis financiera en el reino.

Sin embargo, las autoridades tailandesas tuvieron que anular al poco tiempo esa medida, dado que el 19 de diciembre de ese año ésta ocasionó una caída del 15 por ciento en la Bolsa de Tailandia, la mayor en una sola sesión desde la crisis financiera asiática de 1997.

Por otra parte, las reservas de divisas de China, adonde ha llegado una gran cantidad de fondos especulativos, se han incrementado con rapidez desde 2003 y frente al desequilibrio del balance internacional, que llevó aparejada la expansión monetaria, el Banco del Pueblo Chino (emisor) recurrió a una variedad de medidas para contrarrestar la liquidez.

Entre los pasos llevados a cabo destacaron el elevar la tasa de reserva de depósitos bancarios y emitir en gran cantidad bonos del banco central, así como aflojar paulatinamente el control de la salida de capitales, algo que apenas funcionó.

Lo que les ocurrió a Tailandia y a China demuestra la situación embarazosa en que se encuentran las naciones asiáticas, que por un lado tienen que hacer frente a que la subida demasiado rápida de los precios de los capitales conlleva la burbuja de los mismos, y por otro a que la evaporación de esta última asestará un duro golpe a la economía.

En este sentido, el espinoso problema al que tienen que encontrar una respuesta es el impulso con vehemencia del crecimiento económico, al mismo tiempo que la contención de la burbuja surgida en los precios de los capitales, ocasionada por el exceso de liquidez a nivel global.

La preocupación oculta detrás del crecimiento económico

La mayoría de los países asiáticos cuentan en la actualidad con un nivel relativamente alto de reservas de divisas, en comparación con el registrado en 1997.

Según los analistas, el nivel ideal de las reservas de divisas para las economías de la región debería ser del 25 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).

Dado que la crisis financiera de 1997 todavía está muy reciente en la memoria, las que poseen los países del norte asiático han llegado hasta el 46 por ciento de su PIB, de acuerdo con los últimos datos difundidos por el Banco Mundial.

En vista de la estrecha vinculación del aumento de las reservas de divisas con la emisión de moneda en algunas naciones de la zona, al primero se le atribuyen directamente el incremento de la oferta monetaria y la vertiginosa alza de los precios inmobiliarios y de valores.

No obstante, pese al buen comportamiento de la economía asiática en la última década, hay muchos problemas fundamentales por solucionar, como el hecho de que Japón requiere tiempo para establecer y mantener un orden económico y financiero que facilite un crecimiento sostenible, o el de que China es un país cuya expansión económica se ha logrado mediante el consumo hasta el límite de los recursos naturales.

Cabe mencionar que los países asiáticos cuentan con un superávit comercial a su favor, mientras que el volumen de los depósitos bancarios superan, en muchos casos, el de las inversiones domésticas, de lo cual no hay excepción en China, Japón y Corea del Sur, las tres mayores economías de Asia.

Consta además que el crecimiento económico de la región depende mucho de las exportaciones y que el consumo doméstico relativamente insuficiente expone la expansión económica asiática a los factores externos.

En lo referente a la estructura financiera y a la administración corporativa, el mercado de capitales de Asia, que sigue siendo una región muy dependiente de los préstamos bancarios, no ha desempeñado el mismo papel que en los países occidentales.

La complejidad geopolítica obstaculiza la cooperación en sector financiero

Para responder de forma positiva a las eventuales contingencias, es imprescindible reforzar la cooperación interregional, que en materia comercial es en la actualidad muy activa y ha elevado la interdependencia de esas naciones.

Sirva como muestra que China mantiene desde siempre un déficit comercial con los países vecinos, y que el crecimiento económico de muchos países, como Japón y Corea del Sur, depende, por ello, de la prosperidad china.

La integración económica de Asia, que cobra cada día más fuerza, dará lugar a la cooperación en la política económica y financiera interregional, y el uso extendido de alguna moneda de la región podría servir para reducir la dependencia del continente de las reservas de divisas ajenas a éste.

En ese caso, los países asiáticos podrían garantizar los precios de los capitales mediante un sistema cambiario con un mayor margen de fluctuación, lo que contribuiría a neutralizar el impacto negativo provocado por factores externos.

No obstante, la cooperación económica y financiera en Asia suele verse afectada por relaciones geopolíticas relacionadas con la historia.

Es difícil para Asia adoptar medidas concretas en esta materia si Japón, pasando por alto la realidad objetiva de que es una economía asiática, no establece una relación de confianza política mutua y de cooperación con los países vecinos, así como si el resto del continente ignora el papel que puede desempeñar China, a través de su ascenso pacífico, para la estabilidad regional.

ARGENPRESS.info/15/04/2007

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