25/10/07

Los políticos van a la escuela

por Juan Llobell
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¿El político nace o se hace?
Mientras se resuelve esta vieja cuestión, las escuelas de líderes públicos han proliferado al rebufo de las ‘business schools’. La Universidad de Alcalá ya ha inaugurado la primera academia para políticos españoles.
¿Por qué se enseña a ser médico, ingeniero o maestro y no a ser político? ¿Acaso un político no está a cargo de la cosa pública y sus decisiones, certeras o erradas, tienen un impacto decisivo sobre todos nosotros?
Estas viejas preguntas, que nos acompañan desde la Grecia Clásica, cobran más vida que nunca. Ser un buen político, como ser un buen empresario, es cada vez más complicado en la actual época de cambios acelerados en la que el recalentamiento del planeta, la globalización de los mercados, el envejecimiento demográfico, la fragilidad de los sistemas sanitarios o las migraciones en tromba obligan a actualizar y a digerir constantemente un compendio de conocimientos.Incluso el político de pura cepa, el que se define a sí mismo como un animal político, difícilmente sobrevivirá en el siglo XXI con una mera dosis de picardía, ambición y muchas ganas de mandar. “La política es una actividad cada vez más compleja y exige una preparación. Antes con tener un poco de prudencia y visión bastaba. Ahora ya no”, dice Virgilio Zapatero, ex ministro y rector de la Universidad de Alcalá que acaba de inaugurar la primera escuela de políticos en España. El curso, que se imparte en el Centro de Políticas Públicas y Gobierno, tiene como alumnos a diputados, senadores, altos cargos de las instituciones públicas y miembros de los grandes partidos políticos. “Es un intento –insiste Zapatero– de mejorar la calidad de los políticos españoles”. Las primeras asignaturas para estos curiosos estudiantes se vertebran en un módulo troncal de políticas públicas y otro sobre sanidad.
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‘Boom’ académico
En realidad, esta academia no es más que un reflejo de la proliferación de instituciones para la formación de líderes públicos que, aunque tardíamente y con menor brío, siguen la estela de las escuelas de negocio, que han conocido un boom en los cuatro puntos cardinales del planeta. Básicamente, hay dos modelos de referencia: la Escuela de Gobierno Kennedy, perteneciente a la Universidad de Harvard, y la Ecôle National d’Administration (ENA), en Francia. La escuela Kennedy es, sin embargo, el modelo más exitoso –es el espejo en el que se mira la Universidad de Alcalá– y por ella han pasado personajes como el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick; el actual presidente de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente de México, Felipe Calderón.La Escuela de Gobierno Kennedy ofrece cursos de uno y dos años que pivotan en torno al análisis político, la gestión del sector público y el liderazgo y que permiten a los futuros dirigentes entender la esencia de las políticas sanitaria, urbanística, medioambiental y de defensa. A los máster de un año de duración suelen acceder los profesionales de entre 7 y 15 años de experiencia tras la licenciatura.
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Profesores exclusivos
El profesorado, por supuesto, es atípico. Así, los aprendices de gran político no sólo se empapan del saber del personal académico sino de la experiencia de políticos y funcionarios que se han curtido en el ruedo de lo público. Ver pasar por sus aulas a jefes de Estado y de Gobierno, a la primera dama norteamericana, Barbara Bush, o al iconoclasta Noam Chomsky es de lo más habitual. Más de 27.000 alumnos, procedentes de más de 130 países, han aprendido a ser líderes en Harvard. Pero hay más instituciones prestigiosas. En Estados Unidos tienen buena prensa la Escuela de Gobierno y Servicio Público George Bush, un colegio independiente de la Universidad Texas A&M; la Escuela de Gobierno Robertson, vinculada a la Universidad Regent; y la Escuela de Gobierno Douglas Wilder, de la Universidad Virginia Commonwealth. En Reino Unido, destaca la National School of Government, y en Australia, la Australia and New Zealand School of Government.
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El dominio de los ‘enarcas’
La Escuela Nacional de Administración (ENA) ha sido durante años el único semillero de grandes líderes en Francia y la llave para hacer carrera política. Creada en 1945 por Charles de Gaulle, la institución tiene un cuasi monopolio de los puestos más prestigiosos de la administración pública. De ahí, se da fácilmente el salto a la arena política. Jacques Chirac, Lionel Jospin, Valéry Giscard d’Estaing o Dominique de Villepin han pasado por sus aulas. El actual presidente Nicolas Sarkozy, que ha declarado la guerra a este sistema de selección, es una de las más sonadas excepciones. La ENA ha sido últimamente muy criticada por monopolizar la cúpula del Estado y de la actividad política sin demostrar una mayor efectividad. De hecho, los ‘enarcas’ suelen criticarse a ellos mismos. El presidente Sarkozy ha lanzado recientemente la necesidad de acometer una revolución del Estado. “Propongo una revolución cultural: refundar la función pública que sirve a un Estado que funciona mal”, ha dicho. Y el primer botón de muestra es que reducirá en un 10% el número de plazas para la Escuela Nacional de Administración.
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Dónde y cómo·
La Escuela de Gobierno Kennedy, de la Universdad de Harvard, y la Ecôle National d’Administration, en Francia, son los modelos de referencia. · La Kennedy ofrece cursos de uno a dos años y máster de un año para profesionales cuya experiencia es superior a 7 años. · Más de 27.000 alumnos, procedentes de 130 países, han aprendido a ser líderes en Harvard.
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Expansión.com - España/25/10/2007

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