Palabras de Bush contra Cuba: ¡Deliras gringuito, deliras!
Cuba rechaza las amenazas y chantajes del Gobierno estadounidense. Está llegando el día, dijo el Canciller de la Isla, en que el mundo se liberará de Bush y en que el bloqueo será levantado
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Por MAGGIE MARÍN
Por MAGGIE MARÍN
La Habana.-Las medidas anunciadas ayer por George Walter Bush, el décimo presidente estadounidense con que ha tenido que lidiar la Revolución Cubana en sus casi 49 años de existencia, rebelan a las claras la orfandad que exhiben hoy sus alforjas agresivas, la soledad en que se halla su política de arremeter con todo su arsenal contra la Isla para rendirla, y sobre todo, la desmoralización y la impotencia de la Casa Blanca y el Pentágono para imponer en la mayor de las Antillas sus más oscuros designios.
Porque ciertamente, aunque solo risa inspiran sus propuestas de becas a jóvenes cubanos o esa otra de donarnos computadoras, el lenguaje de este emperador frustrado y zafio -cuyo coeficiente de inteligencia se supo recientemente que no llega a 90 por ciento- muestra una escalada de la política de Estados Unidos, como en el hecho de incitar a los cubanos a la sublevación o de intentar comprar con prebendas y perdones a los militares que se rebelen contra el Gobierno Revolucionario.
Valoremos varias cosas: mientras tenía lugar en Washington la catilinaria de Bush, en París buena parte del mundo le enviaba un claro mensaje de repudio al bloqueo y las agresiones contra Cuba al elegirla -con 157 votos de 165 posibles- miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, una acción que premia sus afanes educativos, científicos y culturales, y también reconoce los aportes solidarios que a ese respecto brindan, en más de 30 países del mundo, sus médicos, maestros y otros colaboradores.
Asimismo, en apenas cinco días será sometida a la Asamblea General de la ONU y por sexta vez consecutiva, la moción contra el bloqueo que cada año ha ido aislando más y más las políticas de Gringolandia contra la isla caribeña, y acaban de concluir en Cuba unas elecciones en las que más de 8 millones 100 mil ciudadanos eligieron, libre y democráticamente, a sus genuinos, representantes, los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular.
Luego si el señor Presidente eligió la fecha de su speech para "conmemorar" los 45 años de la Crisis de Octubre, le salió el tiro por la culata.
Sin olvidar que tanto dentro como fuera de sus fronteras se alzan voces exigiéndole que termine su infernal e injusta guerra en Iraq y que viaje a California, a "interesarse" por el destino del millón de estadounidenses víctimas de los grandes incendios que han azotado a ese estado de la Unión.
Como remate y preludio, siguen bajando sus índices de popularidad y aceptación -ya rondan sólo el 25 por ciento- y muchos recuerdan la debacle de Viet Nam y que aún New Orleans sufre los estragos que dejó a su paso el huracán Katrina, hace más de un año.
Firme y aplastante respuesta
En su serena, firme y aplastante respuesta a nombre del Gobierno y el pueblo cubanos, el canciller Felipe Pérez Roque sentenciaba, solo dos horas después del show mediático del Presidente gringo, que coraje es la palabra de orden en Cuba, y que si en verdad se atreviesen a intentar la reconquista de Cuba por la fuerza, deberían prepararse para una guerra de 100 años, cuyo único resultado será su más aplastante derrota.
Nunca vi a un político destilar más odio y más frustración, añadió Pérez Roque ante el profuso grupo de periodistas nacionales y extranjeros que colmó el amplio salón de conferencias del Ministerio de Relaciones Exteriores, algo que también resulta harto elocuente si establecemos una comparación con los pocos asistentes, en Washington, a la diatriba bushista, absolutamente violatoria del derecho internacional, pero sobre todo del derecho de los cubanos a decidir su presente y su futuro sin injerencias ni presiones foráneas de ningún tipo.
A pesar de sus imperiales humores y frustraciones, Cuba, gringuito, despierta en el planeta admiración y respeto, no repudio y rechazo. Y Cuba, gringuito, será capaz de seguir resistiendo los embates norteños y de defender su libertad y su independencia, a cualquier costo.
No hay Bush que dure cien años, enfatizó con claridad meridiana Pérez Roque, ni mundo que lo resista. ¿Luego entonces? No queda duda, deliras, gringuito, deliras.
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Porque ciertamente, aunque solo risa inspiran sus propuestas de becas a jóvenes cubanos o esa otra de donarnos computadoras, el lenguaje de este emperador frustrado y zafio -cuyo coeficiente de inteligencia se supo recientemente que no llega a 90 por ciento- muestra una escalada de la política de Estados Unidos, como en el hecho de incitar a los cubanos a la sublevación o de intentar comprar con prebendas y perdones a los militares que se rebelen contra el Gobierno Revolucionario.
Valoremos varias cosas: mientras tenía lugar en Washington la catilinaria de Bush, en París buena parte del mundo le enviaba un claro mensaje de repudio al bloqueo y las agresiones contra Cuba al elegirla -con 157 votos de 165 posibles- miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, una acción que premia sus afanes educativos, científicos y culturales, y también reconoce los aportes solidarios que a ese respecto brindan, en más de 30 países del mundo, sus médicos, maestros y otros colaboradores.
Asimismo, en apenas cinco días será sometida a la Asamblea General de la ONU y por sexta vez consecutiva, la moción contra el bloqueo que cada año ha ido aislando más y más las políticas de Gringolandia contra la isla caribeña, y acaban de concluir en Cuba unas elecciones en las que más de 8 millones 100 mil ciudadanos eligieron, libre y democráticamente, a sus genuinos, representantes, los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular.
Luego si el señor Presidente eligió la fecha de su speech para "conmemorar" los 45 años de la Crisis de Octubre, le salió el tiro por la culata.
Sin olvidar que tanto dentro como fuera de sus fronteras se alzan voces exigiéndole que termine su infernal e injusta guerra en Iraq y que viaje a California, a "interesarse" por el destino del millón de estadounidenses víctimas de los grandes incendios que han azotado a ese estado de la Unión.
Como remate y preludio, siguen bajando sus índices de popularidad y aceptación -ya rondan sólo el 25 por ciento- y muchos recuerdan la debacle de Viet Nam y que aún New Orleans sufre los estragos que dejó a su paso el huracán Katrina, hace más de un año.
Firme y aplastante respuesta
En su serena, firme y aplastante respuesta a nombre del Gobierno y el pueblo cubanos, el canciller Felipe Pérez Roque sentenciaba, solo dos horas después del show mediático del Presidente gringo, que coraje es la palabra de orden en Cuba, y que si en verdad se atreviesen a intentar la reconquista de Cuba por la fuerza, deberían prepararse para una guerra de 100 años, cuyo único resultado será su más aplastante derrota.
Nunca vi a un político destilar más odio y más frustración, añadió Pérez Roque ante el profuso grupo de periodistas nacionales y extranjeros que colmó el amplio salón de conferencias del Ministerio de Relaciones Exteriores, algo que también resulta harto elocuente si establecemos una comparación con los pocos asistentes, en Washington, a la diatriba bushista, absolutamente violatoria del derecho internacional, pero sobre todo del derecho de los cubanos a decidir su presente y su futuro sin injerencias ni presiones foráneas de ningún tipo.
A pesar de sus imperiales humores y frustraciones, Cuba, gringuito, despierta en el planeta admiración y respeto, no repudio y rechazo. Y Cuba, gringuito, será capaz de seguir resistiendo los embates norteños y de defender su libertad y su independencia, a cualquier costo.
No hay Bush que dure cien años, enfatizó con claridad meridiana Pérez Roque, ni mundo que lo resista. ¿Luego entonces? No queda duda, deliras, gringuito, deliras.
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Bohemia - Cuba/26/10/2007
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