26/10/07

Volver a la normalidad política, principal tarea del nuevo gobierno polaco

Polonia abrió una nueva etapa política con la elección esta semana del liberal Donald Tusk como primer ministro, cuya principal tarea será sanar las heridas dentro y fuera del país causadas por el conflictivo gobierno de los hermanos Kaczynski.
Tusk, líder de la Plataforma Cívica (PO) que ganó 209 escaños de los 460 de la Dieta polaca, está dispuesto a formar gobierno cuanto antes, y su primer paso para ello fue establecer contacto con el líder del Partido Campesino (centrista), Waldemar Pawlak.
Con los 31 escaños de Pawlak, que podría convertirse en su viceprimer ministro, Tusk cuenta ponerse rápidamente manos a la obra para modernizar el aparato burocrático polaco, simplificar la fiscalidad y sobre todo, frenar el revanchismo histórico dentro y fuera del país.
En dos años de gobierno, los hermanos gemelos Jaroslav y Lech Kaczynski consiguieron dividir a la sociedad con sus iniciativas, como la de obligar a los ciudadanos que querían aspirar a cargos públicos a demostrar que no habían colaborado con el régimen comunista.
Polonia también protagonizó un agrio forcejeo con Alemania durante los recientes debates sobre el minitratado constitucional europeo, pidiendo constantemente mayor peso político dentro de una compleja Unión Europea de 27 miembros.
Las primeras visitas al extranjero como primer ministro serán Bruselas, Washington y Moscú, anunció de entrada Tusk, antes de empezar las negociaciones para formar nuevo gobierno.
"Me pregunto si yendo a Bruselas voy al extranjero. Todos estamos en la Unión Europea y por eso simplemente voy a Europa", explicó el pasado martes.
Mientras que con Moscú existen temas pendientes tras otra polémica de los hermanos Kaczynski sobre un veto ruso a la carne polaca, Washington sigue siendo "nuestro aliado más cercano", declaró Tusk.
Paradójicamente, Tusk podría provocar roces con el gobierno de George W. Bush si quiere cumplir su promesa electoral de retirar los 900 soldados polacos de Irak cuanto antes.
Sin embargo, esos reajustes de la política exterior polaca puede quedarse pequeños ante la futura cohabitación con el presidente Lech Kaczynski, que por el momento ni siquiera ha felicitado a Tusk por su victoria.
"Lech Kaczynski no tiene ningún deber de felicitar a nadie (...), pero espero que no será el presidente de un sólo partido político. Vamos a convencerle de que la cooperación es mejor que la guerra", dijo Tusk.
El hermano y primer ministro saliente, Jaroslaw Kaczynski, prometió por su parte, al frente de sus 166 diputados, una oposición "dura" para "defender los intereses nacionales".
Polonia protagonizó en los últimos años un destacado crecimiento económico, con un 6,5% previsto para este año (al alza).
Al mismo tiempo, su anquilosada administración pública y el nivel alarmante de corrupción, uno de los caballos de batalla del anterior gobierno, provocó un éxodo de dos millones de polacos en búsqueda de oportunidades en el extranjero.
Tusk deberá enfrentarse a esos desequilibrios internos sin provocar el miedo de los funcionarios, pero sin decepcionar tampoco a la nueva clase media urbana, los jóvenes que votaron por su plataforma con deseos de cambios y mirando siempre a Europa, a la búsqueda de una mayor integración.

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Globovisión - Venezuela/24/10/2007

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