Palestina: Una fragmentación programada
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Entrevista con Julien Salingue, militante del movimiento de solidaridad con Palestina y director de cine :: "Hay que recordar que en la totalidad de las grandes ciudades de Cisjordania Hamas ganó las elecciones municipales de hace dos años"
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Silvia Cattori
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Julien Salingue, 27 años, doctorando en Ciencias Políticas en París, militante del movimiento de solidaridad con Palestina, co-director de la película SAMIDOUN, hace en esta entrevista un balance de la situación que se ha creado desde la derrota en Gaza de las fuerzas de Fatah financiadas por la CIA y el golpe de Estado de Abbas en Ramala. En especial subraya la fragmentación cada vez más acentuada del territorio palestino y las consecuencias políticas que esto tiene.
Silvia Cattori: Acaba de volver de pasar tres semanas en Cisjordania. ¿Qué ha observado que no se comprenda desde aquí y que le ha sorprendido especialmente?
Julien Salingue: La situación es bastante difícil de comprender desde el exterior, pero es igualmente difícil de comprender sobre el terreno. La primera impresión es que la fragmentación entre las ciudades es cada vez mayor; no es sólo geográfica, es política y está profundamente enraizada en la cabeza de los palestinos. Las diferencias entre ciudades son muy importantes.
En las ciudades del norte, por ejemplo, en Jenin y Nablús, la situación general es muy dura de vivir para la población; cada noche hay operaciones del ejército israelí, tiros, combates, detenciones, víctimas. En las ciudades del sur, en Belén y Hebrón, la situación es más tranquila, aunque se trate de una calma relativa. En Ramala tenemos una situación particular: asistimos más bien una situación de fuerza por parte de la Autoridad Palestina, con una presencia policial y militar palestina muy fuerte en las calles que crea un clima muy extraño, muy diferente del de otras ciudades. En conjunto la impresión que se saca es de una gran fragmentación, con situaciones muy distintas de una ciudad a otra y unas relaciones entre las diferentes organizaciones políticas también muy distintas según las ciudades, según los pueblos y según los campos de refugiados.
En Cisjordania hay cada vez menos unidad. Esta situación no es nueva, pero se ha acentuado. Después de lo ocurrido en Gaza, las relaciones entre Fatah y Hamas se han tensado en muchos lugares, lo que ha hecho que las personas que pertenecen a organizaciones políticas se posicionen. Y las posturas no son necesariamente las mismas según los lugares y según la relación de fuerza entre los partidos. En las ciudades en las que Fatah está muy implantado históricamente, especialmente en Nablús, Hamas muestra cierta discreción y aunque haya incidentes, más o menos existe cohabitación entre los partidos.
Pero en las ciudades en las que Hamas es mayoritario, como Hebrón, en las calles no hay presencia militar de las fuerzas vinculadas a Fatah ni demostraciones de fuerza como en Ramala, donde son prácticamente las únicas y quieren demostrar que ellas son quienes están al mando. Por lo tanto, las cosas se presentan de manera diferente de una ciudad a otra.
Silvia Cattori: Desde mediados de junio se ha visto que bandas que se reivindican de Fatah atacan a militantes de Hamas, especialmente en Nablús y Hebrón. ¿Se trata de una caza al hombre sistemática o puntual?
Julien Salingue : Es bastante difícil saber quiénes son los grupos que han llevado a cabo las operaciones contra residentes y militantes de Hamas. Se parece a lo que ocurrió en Gaza durante los meses que precedieron al fracaso de las fuerzas de Fatah. Es difícil saber si se trata de miembros de Fatah, de grupos armados surgidos de Fatah o próximos a él, o de grupos armados que actúan por propia iniciativa.
Ha habido incidentes graves, como en la Universidad de Nablús donde murió un estudiante de Hamas, pero sigue estando localizado. En Cisjordania no hemos entrado en una situación de enfrentamiento que lleve a batallas formales entre Fatah y Hamas. En este contexto de fragmentación, me parece que estos incidentes también tienen orígenes locales.
Me han dicho que por ejemplo en Nablús los incidentes fueron provocados por rivalidades entre grupos surgidos de Fatah. Como realmente no hay directrices, reina el caos y emergen los pequeños jefes locales; tratan de sacar partido de la situación para asentar su poder y tener un control sobre tal sector de un campo de refugiados o tal barrio de una ciudad.
Silvia Cattori: ¿Tuvieron consecuencias las órdenes dadas por el presidente Mahmoud Abbas el 16 de junio de detener a las personas pertenecientes a Hamas y de desarmar a la resistencia?
Julien Salingue: Hay que distinguir entre las declaraciones de Abbas y lo que realmente se hizo. Efectivamente, hubo detenciones. Pero creo que se trataba sobre todo de un escaparate destinado a enseñar a Estados Unidos, a Israel y a Tony Blair lo que quieren ver de manera que puedan decirles: "Como ven hemos hecho lo que nos han pedido ustedes, vamos a desamarlos ".
En Hébron por ejemplo, para Fatah es imposible arriesgarse a ir a desarmar a Hamas cuando éste "controla" la ciudad. Hay que recordar que en la totalidad de las grandes ciudades de Cisjordania Hamas ganó las elecciones municipales de hace dos años. Hamas tienen una implantación al mismo tiempo política y social que le permite prevenirse en relación a Fatah contra los intentos de desarme general.
Creo que hay muchos discursos por parte de Salam Fayyad o de Mahmoud Abbas, seguidos solamente de algunas acciones destinadas a demostrar que hacen lo que Estados Unidos e Israel esperan de ellos, pero no ha habido en Cisjordania una operación de gran envergadura de liquidación de Hamas. Esto no significa que Fayyad y Abbas no deseen esta liquidación; simplemente no pueden llevarla a cabo hoy y, sobre todo, no pueden llevarla a cabo sin la ayuda de una intervención exterior.
Silvia Cattori: La lectura de informes referidos a la situación en Cisjordania me ha parecido menos tranquilizadora. ¿No es cierto que personas reconocidas como miembros de Hamas viven ahora con el temor de ser detenidas o asesinadas?
Julien Salingue: Aquellos que son militantes reconocidos de Hamas ya se ocultaban porque Israel ya los buscaba antes. Por lo que se refiere a los dirigentes o militantes de Hamas un poco conocidos localmente creo que han tomado precauciones. Tienen más cuidado en sus desplazamientos porque es completamente posible que la Autoridad Palestina haga detener a algunos de ellos para dar pruebas a los israelíes.
No tengo la impresión de que entre la gente de Hamas exista un miedo particular a ser detenidos por la gente de Fatah. En cambio entre las personas con las que hemos estado - ya se trate de militantes políticos asociativos o de no militantes - hemos encontrado un temor respecto a los nuevos grupos armados de la policía y de los nuevos servicios de seguridad de la Autoridad Palestina que actúan de manera incontrolada. La gente tiene miedo de estas fuerzas, tiene miedo de los checkpoints improvisados que personas que se dicen de Fatah instalan en las ciudades. No se sabe quiénes son estas personas que controlan los documentos de identidad de los transeúntes, que controlan los coches; el hecho es que esto instala un clima de desconfianza entre los palestinos.
Silvia Cattori:¿ Siguen siendo solidarios de Hamas los palestinos que lo votaron y que ven ahora a Abbas de nuevo en el poder y comportarse respecto a los palestinos de Gaza con la misma brutalidad que Israel? ¿O bien se muestran indiferentes?
Julien Salingue: Lo que es seguro es que la gente no es indiferente. Pero para los habitantes de Cisjordania Gaza está muy lejos; está muy lejos en sus cabezas, pero también geográficamente.
En efecto, hay que recordar que desde hace siete años ningún habitante de Cisjordania ha podido ir a Gaza. No puede ninguno, excepto los responsables de la Autoridad vinculados a Abbas. Hace un año, en el momento de las elecciones, se decía que el voto de los palestinos no era un voto de adhesión a Hamas, que no se trataba de un apoyo incondicional a la dirección de Hamas y a su programa político y social. Esto se verifica : la gente dice que ha habido errores, también por parte de Hamas. Pero aunque no haya habido una solidaridad incondicional respecto al gobierno de Haniyeh, nadie me ha dicho que considerara legítimo y positivo el gobierno de urgencia instaurado por Abbas y dirigido por Fayyad.
Aunque sea una perspectiva muy lejana, parece claro que para la mayoría de la gente la única posibilidad que se puede considerar es recuperar una unidad. No hablo de una unidad entre Fayyad y Haniyeh, sino de una unidad entre cuadros y militantes de Hamas, y cuadros y militantes de Fatah y otras organizaciones; que estos cuadros se pongan a trabajar juntos y comprendan que no es disparándose unos a otros como van a solucionar los problemas de la población.
La gente no pone en el mismo plano el gobierno de Haniyeh y el gobierno de Fayyad. El gobierno salido de las urnas y que se considera legítimo sigue siendo el gobierno de Haniyeh. Pero como este verano se le ha impedido gobernar y no ha podido llevar nada a cabo desde su llegada "al poder" hace un año y medio, el hecho de que haya sido derrocado y sustituido por el gobierno de Fayyad no ha cambiado en nada la vida cotidiana de la población de Cisjordania.
Hay que entender que para la gran mayoría de los palestinos, ya sean de Cisjordania o de Gaza, lo más urgente es luchar por mejorar su vida cotidiana. Desgraciadamente, aunque el mensaje enviado por el voto a favor de Hamas era claramente: " No capitularemos, votamos por quien encarna la resistencia ", este voto no ha permitido a los palestinos mejorar sus condiciones de vida ni acercarse a una solución política que responda a sus aspiraciones.
Se percibe un gran resentimiento hacia la Autoridad Palestina de Ramala, un desprecio por quienes se enriquecen a su costa y están más preocupados por complacer a Bush y a Olmert que por complacer a su propio pueblo. Este desprecio se ha acentuado y ha llevado a la gente al hastío de la política y a pensar que hoy nada es posible.
Silvia Cattori: La situación parece haberse vuelto muy difícil para los palestinos. Votaron a Hamas porque ya habían sufrido demasiado a Fatah y estas personas han vuelto, más que nunca en connivencia con el ocupante, y finalmente se comportan como dictadores. ¿!Es una situación cruel!?
Julien Salingue: Cuando ocurrieron los acontecimientos de Gaza, el 15 de junio, algunos dijeron que Hamas había dado un golpe de Estado, ¡ lo que es bastante " extraño " si nos paramos a pensarlo! ¿ Cómo habrían podido hacer el partido mayoritario y el gobierno un golpe de Estado contra ellos mismos ?
Si ha habido un golpe de Estado ha sido por parte de Abbas y de su grupo de Fatah apoyado por Israel y las grandes potencias. Se puede hablar de un intento de golpe de Estado por su parte, un intento que además empezó desde el día siguiente a la victoria electoral de Hamas.
El hecho de que se hayan suspendido los fondos extranjeros, el hecho de que una parte de Fatah se haya esforzado para impedir gobernar al gobierno de Hamas, el hecho de que las corrientes más radicales (en el mal sentido del término) de Fatah se hayan esforzado por impedir la creación de un gobierno de unidad nacional, el objetivo de todo eso era preparar un golpe de Estado que permitiera devolver al poder, de una u otra manera, a esas personas de Fatah que habían perdido las elecciones.
Quisieron derrocar a los dirigentes de Hamas en Gaza; fracasaron y ahora tratan de que su golpe de Estado tenga éxito en Cisjordania. ¿ Se puede hablar de una dictadura ? Una dictadura se materializaría en un control social y político real en toda Cisjordania. Ahora bien, en realidad la gente de Fatah no controla nada en Cisjordania. Son los israelíes quienes controlan todo. Ellos son quienes dan las órdenes, ellos son quienes controlan las carreteras y las entradas de las ciudades, ellos son quienes deciden quién tiene derecho a entrar y salir de Palestina, ellos son quienes deciden qué presos serán liberados.
Hay palestinos que hoy nos dicen : "Aquí, en Ramala, hay una zona verde, como en Bagdad". En efecto, el único sitio donde el gobierno puede gobernar es en la Mokata.(1) Pero esto no corresponde a ningún poder.
Silvia Cattori: Como usted dice, quien manda es el ocupante israelí. Pero, ¿no supone un golpe muy duro para la población palestina ver a sus autoridades traicionar, colaborar abiertamente con Israel y Estados Unidos, asociarse a sus "castigos colectivos"?
Julien Salingue: En efecto. Que los ocupantes israelíes no hagan nada para ayudar a los palestinos no es una sorpresa, pero ver que unos palestinos -Abbas y su equipo- actúan contra los intereses del pueblo palestino, eso es otra cuestión : es lamentable e indignante.
Dada la relación de fuerzas sobre el terreno entre el pueblo palestino por una parte y el Estado de Israel con su ejército por otra, es evidente que lo que más necesitan los palestinos no son dirigentes que les repitan " hay que negociar, no hay que resistir ". Lo que necesitan es refundar la resistencia, repensar su unidad, su proyecto político, su proyecto de lucha.
Ahora bien, la política que actualmente lleva a cabo Mahmoud Abbas tiene como consecuencia impedir refundar el proyecto nacional, impedir a medio plazo retomar la lucha, toda reorganización de la resistencia y de la emancipación de los palestinos.
Estando así las cosas, no se puede decir que el enemigo principal de los palestinos sea la Autoridad Palestina de Ramala. Porque sin Israel esta autoridad no existiría. Esta autoridad no tiene autoridad alguna para el pueblo palestino. Necesita a Israel, necesita poyarse en él para ser reconocida internacionalmente. Depende también del dinero del extranjero para subsistir. Israel sigue siendo el enemigo principal.
Durante las negociaciones de Oslo y la puesta en marcha del " proceso de paz " algunos pensaron que la Autoridad Palestina tenía una estrategia de conciliación, pero con una perspectiva de emancipación.
Ahora bien, hoy está más claro que nunca que la Autoridad Palestina no tiene ninguna perspectiva de emancipación, ninguna perspectiva de lucha contra el ocupante. El único objetivo de la Autoridad Palestina para llegar a " gobernar" un especie de micro-Estado y hacer " negocios " en él es la capitualción total de la población palestina.
Silvia Cattori: ¿No tiene Israel razones de alegrarse? No sólo lo apoyan las grandes potencias sino, colmo del absurdo, ¡lo apoya la Autoridad Palestina en su voluntad de aplastar a la resistencia! ¿Se puede decir que Israel ha ganado completamente?
Julien Salingue : Sí, en conjunto el proyecto sionista funciona bastante bien y avanza. Pero decir que Israel ha ganado completamente, no. Todavía no estamos en ese punto. Abbas no podrá aparentar durante meses que no quiere hablar con Hamas. Porque Hamas es una fuerza política y social que existe; Abbas no podrá evitarla. Habla de convocar elecciones anticipadas, pero, ¿cómo podría organizar elecciones anticipadas en Gaza sin obtener el acuerdo de Hamas? No es posible. No se puede ignorar Gaza. Si se celebraran únicamente elecciones en Cisjordania, los palestinos no las considerarían legítimas. Y aunque la Autoridad Palestina quisiera organizar elecciones sólo en Cisjordania, no podría ignorar a Hamas.
Si uno de los objetivos de la Autoridad Palestina es liquidar a Hamas y permitir a Abbas y a sus amigos gobernar solos, este objetivo no se ha alcanzado aún. El único medio que permitiría alcanzarlo sería una invasión militar israelí de gran envergadura en Gaza y una gran masacre. Lo que nos permite decir que Israel no ha ganado " completamente " es que, aunque desilusionados y no muy optimistas respecto a su futuro y su causa nacional, ahí siguen los palestinos. Haga lo que haga Israel el pueblo palestino no se marchará.
Ahora bien, el proyecto sionista es expulsarlos o, cuando menos, confinarlos en pequeños bantustanes. La población palestina no ha capitulado. Se encuentra en un momento muy difícil de su lucha, el nivel de resistencia es bastante débil, pero esto no significa que la gente haya abandonado la perspectiva de luchar por sus derechos; no abandonarán. La situación es dura, caótica, sin perspectivas concretas y tranquilizadoras, pero sigue existiendo la esperanza.
Silvia Cattori: Pero resulta que las autoridades de Hamas no han conseguido aflojar el bloqueo. Y que sus llamamientos al diálogo y a una gestión unida han quedado sin respuesta.
Julien Salingue: La gente de Hamas se encuentra en una situación de completo aislamiento. Están obligados a demostrar que son abiertos, que están dispuestos a discutir, dispuestos a compartir el poder. Desde su elección siempre se han mostrados abiertos, dispuestos a discutir sobre una plataforma nacional o sobre un gobierno de unión nacional. No tienen otra opción. La situación en Gaza es completamente insoportable.
Por parte de Fatah, la corriente que se negaba a cualquier diálogo con Hamas y que estaba dispuesta a llegar a las manos militarmente ha fracasado momentáneamente. Es la corriente de Dahlan. Esto no significa que mañana Abbas vaya a discutir con Hamas y a avanzar hacia la unidad. Se niega a cualquier discusión con ellos. Pero la Autoridad Palestina se verá obligada a discutir. ¡Fayyad es primer ministro aunque sólo ha obtenido el 2% de los votos en las legislativas! ¡Es una broma! Si las autoridades de Ramala quieren tener algo de legitimidad tendrán que discutir con los dirigentes de Hamas.
Silvia Cattori: Así pues, ¿la losa de plomo no ha caído totalmente?
Julien Salingue: No, todavía no. Una de las tareas de la solidaridad en esta situación es exigir el fin del bloqueo diplomático a Hamas. El fin del bloqueo debe ser hoy una de las principales reivindicaciones. Se piense lo que se piense de Hamas y de su proyecto político, el bloqueo a Hamas así como el apoyo exclusivo a Abbas y Fayyad perjudican gravemente a los intereses del pueblo palestino.
Silvia Cattori: ¿No le ha sorprendido el silencio de los representantes palestinos de la OLP y de los representantes palestinos ante la ONU ? No han condenado en absoluto la vuelta al poder de Abbas y han apoyado el bloqueo a Gaza. ¿No explica su actitud actual su sumisión de ayer a los "procesos de paz" estadounidenses que, sin embargo, arruinaban la causa palestina?
Julien Salingue: Es mucho más que un apoyo. La dirección de la OLP incluso votó, antes de que Abbas la propusiera, la idea de que había que destituir al gobierno y organizar elecciones anticipadas. Esto no es sorprendente. ¿ Qué es hoy la OLP ? Aparte de un papel de representación, un lugar en el que con ocasión de un banquete Abbas hace pasar por legítimas unas decisiones ilegítimas, tomadas únicamente por la Autoridad Palestina, la OLP no representa gran cosa.
Silvia Cattori: Pero estos representantes palestinos, estos diplomático presentes en todas las instancias internacionales y acogidos con los brazos abiertos en las manifestaciones de solidaridad, ¿no han marcado hasta ahora la línea que hay que seguir?
Julien Salingue: El problema es que desde los "Acuerdos de Oslo" y la constitución de la Autoridad Palestina sobre la base de que el Estado palestino estaba en construcción, los representantes de la OLP se han convertido en los hechos en representantes de la Autoridad Palestina. Ella es quien les paga. Como su fuente de ingresos depende de esta Autoridad Palestina que acaba de hacer un golpe de Estado y que nunca han querido reconocer el resultado del escrutinio, no es sorprendente que no lo condenen y que apoyen implícitamente a quienes lo han dado.
Silvia Cattori: El movimiento de solidaridad se ha ido desviando mayoritariamente en el curso de estos últimos años tan cruciales para el pueblo palestino. Pero ahora, para todas estas buenas personas que descubren ahora que esta "Autoridad" con la que trabajaban sus asociaciones traicionaba al pueblo al que ellas querían ayudar, ¡su decepción debe de ser inmensa! ¿Los dirigentes del movimiento que han apoyado esta línea errónea sabían lo que estaban haciendo?
Julien Salingue: Para comprender lo que ocurrió y está pasando ahora hay que hacer un balance crítico de lo que significaron los "Acuerdos de Oslo" y de la actitud del movimiento de solidaridad desde este periodo, así como de su apoyo incondicional y acrítico respecto a la dirección de la Autoridad Palestina.
El problema no es sólo haber apoyado a personas corruptas, algunas de las cuales colaboraban directamente con los servicios secretos israelíes. El problema es haber sembrado la desilusión en quienes querían apoyar a los palestinos y se sentían cercanos de su lucha de liberación. El problema es haber dicho : " Esto es la paz, estamos comprometidos en el proceso de paz, los Acuerdos de Oslo van a llevar a los palestinos a la independencia ". Hoy se puede ver a dónde han llevado este tipo de palabras. Se ve que muchos militantes han dejado de actuar porque ya no desean apoyar a una autoridades de las que han descubierto qué eran realmente y el daño que han hecho al pueblo palestino durante estos años.
La solidaridad son las acciones que se llevan a cabo en el extranjero, pero también las relaciones que se tejen con las asociaciones y con el pueblo palestino. También el hecho de haber aportado un apoyo financiero a unas personas muy corruptas ha desacreditado enormemente la idea de que se estaba siendo solidario con la población palestina. Es imperativo hacer una crítica. Los responsables políticos no pueden seguir diciendo a la gente que "Abbas es el heredero de Arafat, que era él mismo heredero de la lucha por la independencia ". Hay que hace un balance crítico, ir a ver sobre el terreno lo que ocurre, apoyar las acciones de los militantes que tratan de luchar contra la destrucción de la sociedad palestina luchando contra el individualismo y devolviendo su sentido a la acción colectiva reconstruyendo la conciencia nacional.
Silvia Cattori: Entonces nos encontraríamos en un momento verdaderamente saludable. Pero, ¿por qué apoyaron ayer a las autoridades corruptas de Ramala? ¿No deberían tener la elegancia de retirarse los responsables del movimiento de solidaridad que preconizaron este apoyo?
Julien Salingue: Hay que plantearse las cuestiones políticas de fondo sin estigmatizar. ¿Qué significa hoy la Autoridad Palestina? ¿Qué significa hoy la reivindicación de un Estado palestino independiente en Cisjordania?
Para mí no quiere decir absolutamente nada. La Autoridad Palestina es un pseudo-gobierno que de hecho no controla nada en absoluto, que no tiene ninguna soberanía política, económica, geográfica, que no hace nada en absoluto. Seguir hablando del "futuro Estado palestino independiente" y de la Autoridad Palestina como un " gobierno representativo legítimo" lo único que hace es perpetuar la ilusión de que en el lado palestino hay instituciones en construcción, unas etapas que se han superado en dirección a un Estado independiente, cuando lo que ocurre sobre el terreno es todo lo contrario.
La situación hoy se resume así: por un lado está Israel y sus aliados surgidos del campo palestino de Abbas y, por otro, la población palestina. La lucha es entre ambos. No hay aparato de Estado ni instituciones independientes que defender. Dejando de lado que estas instituciones financiadas por el imperialismo emplean a personas, empleados, no tiene realidad alguna. Nada indica que haya un Estado en construcción. Hay que dejar bien claras todas estas cuestiones en el movimiento de solidaridad y ayudar a los palestinos a reconstruir su resistencia.
Silvia Cattori: ¿Cree usted verdaderamente que el movimiento de solidaridad puede hacer su autocrítica y repartir sobre unos buenos raíles?
Julien Salingue: Sí. Creo que lo que ha pasado tenía relación por un lado con unas ilusiones y por otra con una incomprensión de lo que estaba pasando sobre el terreno. También es el resultado de afinidades particulares entre una parte del movimiento de solidaridad y ciertos componentes del movimiento nacional palestino que llegaron al poder tras los "Acuerdos de Oslo". Esto permite comprender por qué ha habido una orientación tan mala del movimiento de solidaridad y por qué sus responsables han mantenido la confusión acreditando la idea de que desde los "Acuerdos de Oslo " la lucha de los palestinos consistía en construir su Estado. Como si de hecho la ocupación, las detenciones, los campos de refugiado...todo eso hubiera terminado y la única tarea útil fuera ayudar a estas Autoridades que "quería construir su Estado". Lo único que esto hace es sembrar ilusiones; cuando bastaba con ir sobre el terreno para comprender que nunca habrá un Estado palestino en Cisjordania.
Silvia Cattori: ¿Cuáles son las perspectivas políticas en este contexto? ¿Estamos asistiendo a una radicalización o a una despolitización?
Julien Salingue: La despolitización comenzó hace ya mucho tiempo, especialmente tras los "Acuerdos de Oslo". Los militantes políticos, particularmente de Fatah, se convirtieron en funcionarios integrados en el "aparato de Estado", se colocaron en ONGs o se han convertido en empleados de la Autoridad Palestina. Han dejado de hacer política y han renunciado a construir la resistencia. Esto implica una despolitización importante.
Así, en la sociedad hay un vacío político y una pérdida de referencias. Muchas personas desean hacer algo nuevo, pero sin saber quién puede hacerlo ni sobre qué base, qué programa o qué plataforma. En este sentido es en el que hay despolitización, en la medida en que hay una pérdida de legitimidad de la política y de la persona política. Sin embargo, al mismo tiempo siguen existiendo la conciencia política y la conciencia nacional. Pero si continuara esta despolitización, no es de excluir que se produzcan, en Gaza o en Cisjordania, fenómenos como los que hemos visto en Argelia, que emerjan pequeños grupos armados muy radicales y empiecen a actuar de manera completamente descontrolada. Esto sería muy perjudicial porque no sería una radicalización de la lucha política y por la emancipación de la causa palestina.
Aquí no se trata de afirmar que la resistencia armada no es un derecho legítimo. En cambio, sería catastrófico que unos grupos pequeños armados, unos gánseteres, unas bandas, se sirvan de sus armas para hacer reinar su ley en los "territorios palestinos ".
Silvia Cattori: En lo que usted dice, lo que parece muy inquietante para el pueblo palestino es su fragmentación. Tanto algunas universidades como los estrategas militares israelíes han estudiado ampliamente esta fragmentación y se ha llevado a cabo por medio de todo tipo de medidas represivas. ¿No era el objetivo de esta política espantosa quebrar las estructuras mentales de este pueblo muy resistente y dividirlo lanzando a unas facciones contra otras?
Julien Salingue: Es verdad que la fragmentación se ha estudiado muy minuciosamente, especialmente en el plano geográfico, y que se programó con la construcción de las colonias y de las carreteras de circunvalación para dividir Cisjordania en decenas de islotes separados unos de otros. Por medio de esta fragmentación programada y organizada Israel trata de destruir la conciencia de la existencia de un pueblo palestino unificado y de un combate común que hay que llevar a cabo. Para muchos militantes palestinos una de las tareas esenciales en este momento es luchar contra esta destrucción de su identidad y trabajar para mantener viva su historia nacional.
Gracias a esta fragmentación territorial, por desgracia los israelíes no están lejos de haber alcanzado su objetivo que consiste en matar la idea de que existe una identidad nacional palestina y de que los palestinos tiene derechos políticos que conquistar. La fragmentación entre palestinos ya era muy importante, entre quienes viven en Israel, quienes viven en Gaza, quienes viven en Cisjordania y quienes viven en los campos de refugiados en Líbano, Jordania y Siria. Entonces, si a la fragmentación geográfica entre Cisjordania y Gaza se añade además una fragmentación provocada por tensiones internas, nos alejamos cada vez más de las condiciones que permiten formular un programa común.
Silvia Cattori: Entonces, ¿tras haber intentado todas las vías los palestinos se encuentran debilitados, aplastados por todo tipo de adversidades, y se ven obligados una vez más a replegarse por un tiempo para recuperar fuerzas antes de retomar su lucha de liberación nacional?
Julien Salingue: Precisamente porque la situación es difícil los palestinos nos necesitan más que nunca; es muy importante aclarar las tareas del movimiento de solidaridad. Es un momento de reflujo pero no hay que ser pesimistas respecto al futuro. Tenemos que ser realistas si queremos ser útiles.
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Nota
1) La Mokata es un conjunto de edificios rodeados de altos muros que albergan al gobierno de la Autoridad Palestina en Ramala. Este lugar, con su lujo de servicios y su baile de limusinas y sus autoridades que se complacen en hacerse fotografiar en compañía de los "grandes", es revelador de la locura en la que caen estas autoridades tan alejadas de la realidad de su pueblo bajo la ocupación y que padece hambre.
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OIC-Palestina. Traducción de Beatriz Morales Bastos. Socialismo o Barbarie.
Correspondencia de Prensa. germain5@chasque.net
kaosenlared.net - España/09/09/2007
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