¿Le ayudaría el parlamentarismo a Nicaragua?
Orlando López-Selva
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Tenemos un sistema presidencial que permite votar cada cinco años para escoger al Presidente, al Vicepresidente y a los diputados. Estos últimos conforman el parlamento que aprueba las leyes del país. El Presidente tiene un doble papel: es Jefe de Gobierno y Jefe de Estado (el Gobierno es temporal). Mientras que el Estado es permanente. En este sistema, el Presidente escoge a los ministros. Y entre los diputados y el Presidente escogen a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y Consejo Supremo Electoral. Igual pasa con los contralores.
Todos los países de las Américas tienen el sistema presidencialista —salvo Canadá y otras naciones anglocaribeñas—, donde tienen un sistema parlamentario. Perú tiene un sistema mixto, algo parecido al francés. Argentina quiso parlamentarizarse hace muchos años; no le fue bien y volvió al presidencialismo.
El modelo parlamentario Westminster funciona en Canadá desde 1867, una nación súbdita de la Corona Británica. Es decir, la Reina Isabel II es la Jefa de Estado de Canadá. Ella reina, no gobierna. El jefe de Gobierno es el conservador Stephen Harper, escogido para ser el Primer Ministro de su país, en una votación en la cual el pueblo canadiense eligió a sus diputados. Una vez electos, estos escogen a un líder para formar un Gobierno; este será el Primer Ministro, si logra conformar alianzas de minoría, mayoría o de coalición, dentro del parlamento. Eso depende de la habilidad para hacer alianzas con otros partidos.
Una vez conformado el Gobierno, se forma un gabinete dentro del Parlamento. Es decir, son parlamentarios y ministros a la vez. El Ejecutivo nace al seno del parlamento. Así, Primer Ministro y ministros están todos los días en el parlamento defendiendo o justificando sus políticas de manera pública. A la vez, tienen sus oficinas como ministros. Y si el Primer Ministro quiere nombrar a un ministro que no es diputado, pide al Representante de la Reina en Canadá, señor Adrieene Clarkson, que nombre a esa persona como Senador. En Ottawa el Parlamento es bicameral: hay Cámara de Diputados y Cámara de Senadores. En Inglaterra y Canadá, los senadores son nombrados por su madurez o pagos políticos. En Australia son electos.
El Representante de la Reina tiene a su cargo dar el Consentimiento Real y proclama las leyes que entran en vigencia.
En el sistema presidencialista los ministros son designados por el Presidente, a su gusto. Y sólo existe el mecanismo de interpelación para cuestionar su trabajo diario. Y si el Presidente actúa mal, no puede ser cambiado sino hasta que termine su período. Aunque, en algunos países existen mecanismos revocatorios, a medio año, para cambiar las cosas. De otra manera, aunque un funcionario haya sido electo democráticamente, y luego no hace las cosas bien, no hay remedios jurídicos, sino esperar hasta las próximas elecciones.
En el sistema parlamentario, si un gobierno logra mantener firme una coalición con sus aliados puede continuar en el poder por varios años, como en Inglaterra con Thatcher o Blair. Pero si no, el Jefe de Estado (en este caso el señor Clarkson) llama a los diputados para hacer una votación de censura en el parlamento para ver la popularidad del Primer Ministro. Si no tiene respaldo mayoritario, se cae y se disuelve el Parlamento, a menos que haya un acuerdo con la oposición para no ser así.
Los nicaragüenses no votamos para que se cambiara nuestro sistema. El partido ganador recibió un mandato para administrar la cosa pública por cinco años solamente. No recibió un poder ilimitado y antojadizo. El consentimiento de los gobernados le da validez a todas las acciones del gobernante. Así funciona la democracia occidental.
Si adoptáramos el Parlamentarismo, el Jefe de Estado tendría entre sus funciones: representarnos diplomáticamente y manejar la política exterior, mediar cuando haya crisis interna, y disolver el Gobierno cuando el Primer Ministro no tenga mayoría o sus alianzas se fraccionen en el Parlamento.
Entonces, el Primer Ministro sería el Jefe de Gobierno, electo entre los diputados. ¿Pero cuáles serían los límites al poder del Jefe de Estado-Presidente? Aquí no tenemos rey. ¿O copiaremos el sistema mixto francés que le da enormes poderes al Presidente?
Tenemos un sistema presidencial que permite votar cada cinco años para escoger al Presidente, al Vicepresidente y a los diputados. Estos últimos conforman el parlamento que aprueba las leyes del país. El Presidente tiene un doble papel: es Jefe de Gobierno y Jefe de Estado (el Gobierno es temporal). Mientras que el Estado es permanente. En este sistema, el Presidente escoge a los ministros. Y entre los diputados y el Presidente escogen a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y Consejo Supremo Electoral. Igual pasa con los contralores.
Todos los países de las Américas tienen el sistema presidencialista —salvo Canadá y otras naciones anglocaribeñas—, donde tienen un sistema parlamentario. Perú tiene un sistema mixto, algo parecido al francés. Argentina quiso parlamentarizarse hace muchos años; no le fue bien y volvió al presidencialismo.
El modelo parlamentario Westminster funciona en Canadá desde 1867, una nación súbdita de la Corona Británica. Es decir, la Reina Isabel II es la Jefa de Estado de Canadá. Ella reina, no gobierna. El jefe de Gobierno es el conservador Stephen Harper, escogido para ser el Primer Ministro de su país, en una votación en la cual el pueblo canadiense eligió a sus diputados. Una vez electos, estos escogen a un líder para formar un Gobierno; este será el Primer Ministro, si logra conformar alianzas de minoría, mayoría o de coalición, dentro del parlamento. Eso depende de la habilidad para hacer alianzas con otros partidos.
Una vez conformado el Gobierno, se forma un gabinete dentro del Parlamento. Es decir, son parlamentarios y ministros a la vez. El Ejecutivo nace al seno del parlamento. Así, Primer Ministro y ministros están todos los días en el parlamento defendiendo o justificando sus políticas de manera pública. A la vez, tienen sus oficinas como ministros. Y si el Primer Ministro quiere nombrar a un ministro que no es diputado, pide al Representante de la Reina en Canadá, señor Adrieene Clarkson, que nombre a esa persona como Senador. En Ottawa el Parlamento es bicameral: hay Cámara de Diputados y Cámara de Senadores. En Inglaterra y Canadá, los senadores son nombrados por su madurez o pagos políticos. En Australia son electos.
El Representante de la Reina tiene a su cargo dar el Consentimiento Real y proclama las leyes que entran en vigencia.
En el sistema presidencialista los ministros son designados por el Presidente, a su gusto. Y sólo existe el mecanismo de interpelación para cuestionar su trabajo diario. Y si el Presidente actúa mal, no puede ser cambiado sino hasta que termine su período. Aunque, en algunos países existen mecanismos revocatorios, a medio año, para cambiar las cosas. De otra manera, aunque un funcionario haya sido electo democráticamente, y luego no hace las cosas bien, no hay remedios jurídicos, sino esperar hasta las próximas elecciones.
En el sistema parlamentario, si un gobierno logra mantener firme una coalición con sus aliados puede continuar en el poder por varios años, como en Inglaterra con Thatcher o Blair. Pero si no, el Jefe de Estado (en este caso el señor Clarkson) llama a los diputados para hacer una votación de censura en el parlamento para ver la popularidad del Primer Ministro. Si no tiene respaldo mayoritario, se cae y se disuelve el Parlamento, a menos que haya un acuerdo con la oposición para no ser así.
Los nicaragüenses no votamos para que se cambiara nuestro sistema. El partido ganador recibió un mandato para administrar la cosa pública por cinco años solamente. No recibió un poder ilimitado y antojadizo. El consentimiento de los gobernados le da validez a todas las acciones del gobernante. Así funciona la democracia occidental.
Si adoptáramos el Parlamentarismo, el Jefe de Estado tendría entre sus funciones: representarnos diplomáticamente y manejar la política exterior, mediar cuando haya crisis interna, y disolver el Gobierno cuando el Primer Ministro no tenga mayoría o sus alianzas se fraccionen en el Parlamento.
Entonces, el Primer Ministro sería el Jefe de Gobierno, electo entre los diputados. ¿Pero cuáles serían los límites al poder del Jefe de Estado-Presidente? Aquí no tenemos rey. ¿O copiaremos el sistema mixto francés que le da enormes poderes al Presidente?
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La Prensa - Nicaragua/16/10/2007
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