Putin exigirá garantías a Irán sobre su plan nuclear si quiere ayuda rusa
U. MAUDER / F. MOTAHARI
-
BERLÍN / TEHERÁN. Durante largo tiempo, Rusia fue considerada una especie de potencia protectora de Teherán en el conflicto por el programa nuclear iraní. Pero, desde hace un tiempo, las relaciones de Moscú con el régimen de los mulás se han enfriado, lo que queda de manifiesto con el lento avance en la construcción del reactor atómico iraní en Bushehr por parte de empresas rusas.
Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, viaje mañana a este país calificado de "Estado canalla" por parte de Estados Unidos, Irán espera conseguir por fin la luz verde para terminar Bushehr. Pero el jefe del Kremlin podría pedir a cambio algunas concesiones, según los analistas políticos más próximos a la jefatura del Estado.
Rusia espera más que la mera garantía de Teherán de colaboración con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) o de comprar más armas rusas. Moscú quiere asegurarse, sobre todo, sus aspiraciones a las reservas de petróleo y gas en el mar Caspio. "Putin va muy en serio en lo que respecta al control de las fuentes de energía", afirma el analista Pavel Bayev.
El motivo oficial para el viaje de Putin a Irán es la cumbre de los países que rodean el Caspio. Desde su primer encuentro en 2002, Rusia, Irán, Azerbaiyán, Turkmenistán y Kazajstán luchan por un acuerdo sobre el estatuto legal del mar interior. La pelea gira en torno a los hasta 20.000 millones de toneladas de combustibles fósiles que los expertos creen que hay bajo el suelo marino.
Irán exige hasta el momento un reparto equilibrado de un 20 por ciento para cada país. Rusia cree que es demasiado porque Irán sólo ocupa el 13 por ciento de la costa.
El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, se mostró antes del viaje seguro de que se podrán resolver las principales cuestiones en pugna durante la cumbre. "Los ministros de Exteriores de los cinco países han preparado una declaración conjunta para los jefes de Estado, cuya firma significaría un gran paso adelante para la regulación definitiva del estatuto legal", aseguró.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, calificó el previsto viaje de Putin a Teherán como "muy útil". Sin embargo, el jefe del Kremlin dejó claro de inmediato que no comparte las preocupaciones de Estados Unidos y de la UE. Sigue sin haber "indicios objetivos" sobre planes iraníes de fabricar armas atómicas, afirmó el mandatario a su homólogo galo durante su visita a Moscú.
Habrá que ver si Teherán está dispuesto a cumplir las condiciones que formule Putin para la terminación de la central, acabada ya en un 95 por ciento. Al menos ya no importan las acusaciones hechas este año por Moscú de que Teherán no cumple con sus pagos de hasta 30 millones de dólares (21 millones de euros) mensuales por Bushehr.
La empresa nuclear rusa Atomstroiexport no da por fracasado el proyecto y los expertos creen que la central podría comenzar a funcionar a partir de la segunda mitad de 2008.
El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Mohamed Ali Hosseini, dijo el pasado domingo que Teherán quiere aclarar con Putin las diferencias que aún permanecen en torno a Bushehr.
El país persa insiste en que Putin personalmente prometió que se terminaría la central y reconoció el derecho de Irán a tener energía nuclear.
Sin embargo, Teherán tratará sobre todo de hacer parecer la visita de Putin como un apoyo de Rusia a la posición iraní ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que volverá a estudiar durante la semana la imposición de nuevas sanciones.
Por el contrario, en el Parlamento iraní se oyen voces que afirman que Rusia usa a Bushehr como "medio de presión política" para que Irán detenga, tal como se le pide, el enriquecimiento de uranio.
El Gobierno iraní anuncia, sin embargo, que quiere montar tantas centrifugadoras para enriquecimiento de uranio como sean necesarias para no necesitar importar combustible nuclear del extranjero. El Kremlin da por hecho, en cambio, que enviará a Bushehr barras de combustible que luego tienen que ser devueltas a Rusia.
Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, viaje mañana a este país calificado de "Estado canalla" por parte de Estados Unidos, Irán espera conseguir por fin la luz verde para terminar Bushehr. Pero el jefe del Kremlin podría pedir a cambio algunas concesiones, según los analistas políticos más próximos a la jefatura del Estado.
Rusia espera más que la mera garantía de Teherán de colaboración con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) o de comprar más armas rusas. Moscú quiere asegurarse, sobre todo, sus aspiraciones a las reservas de petróleo y gas en el mar Caspio. "Putin va muy en serio en lo que respecta al control de las fuentes de energía", afirma el analista Pavel Bayev.
El motivo oficial para el viaje de Putin a Irán es la cumbre de los países que rodean el Caspio. Desde su primer encuentro en 2002, Rusia, Irán, Azerbaiyán, Turkmenistán y Kazajstán luchan por un acuerdo sobre el estatuto legal del mar interior. La pelea gira en torno a los hasta 20.000 millones de toneladas de combustibles fósiles que los expertos creen que hay bajo el suelo marino.
Irán exige hasta el momento un reparto equilibrado de un 20 por ciento para cada país. Rusia cree que es demasiado porque Irán sólo ocupa el 13 por ciento de la costa.
El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, se mostró antes del viaje seguro de que se podrán resolver las principales cuestiones en pugna durante la cumbre. "Los ministros de Exteriores de los cinco países han preparado una declaración conjunta para los jefes de Estado, cuya firma significaría un gran paso adelante para la regulación definitiva del estatuto legal", aseguró.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, calificó el previsto viaje de Putin a Teherán como "muy útil". Sin embargo, el jefe del Kremlin dejó claro de inmediato que no comparte las preocupaciones de Estados Unidos y de la UE. Sigue sin haber "indicios objetivos" sobre planes iraníes de fabricar armas atómicas, afirmó el mandatario a su homólogo galo durante su visita a Moscú.
Habrá que ver si Teherán está dispuesto a cumplir las condiciones que formule Putin para la terminación de la central, acabada ya en un 95 por ciento. Al menos ya no importan las acusaciones hechas este año por Moscú de que Teherán no cumple con sus pagos de hasta 30 millones de dólares (21 millones de euros) mensuales por Bushehr.
La empresa nuclear rusa Atomstroiexport no da por fracasado el proyecto y los expertos creen que la central podría comenzar a funcionar a partir de la segunda mitad de 2008.
El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Mohamed Ali Hosseini, dijo el pasado domingo que Teherán quiere aclarar con Putin las diferencias que aún permanecen en torno a Bushehr.
El país persa insiste en que Putin personalmente prometió que se terminaría la central y reconoció el derecho de Irán a tener energía nuclear.
Sin embargo, Teherán tratará sobre todo de hacer parecer la visita de Putin como un apoyo de Rusia a la posición iraní ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que volverá a estudiar durante la semana la imposición de nuevas sanciones.
Por el contrario, en el Parlamento iraní se oyen voces que afirman que Rusia usa a Bushehr como "medio de presión política" para que Irán detenga, tal como se le pide, el enriquecimiento de uranio.
El Gobierno iraní anuncia, sin embargo, que quiere montar tantas centrifugadoras para enriquecimiento de uranio como sean necesarias para no necesitar importar combustible nuclear del extranjero. El Kremlin da por hecho, en cambio, que enviará a Bushehr barras de combustible que luego tienen que ser devueltas a Rusia.
-
Europa Sur - España/15/10/2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario