Sankara, el líder guerrillero de África Occidental
Bram Posthumus
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Hace exactamente 20 años, el capitán Thomas Sankara, entonces presidente de Burkina Faso, perdió la vida durante un golpe de Estado. Desde entonces, se ha convertido en una verdadera leyenda, y tanto su biografía como la recopilación de sus discursos aún se venden en países francófonos. Pero, ¿quién era Thomas Sankara y cómo explicar sus dimensiones míticas?
Sankara nació en 1949, cuando Burkina Faso aún se llamaba Opper Volta y se hallaba bajo administración francesa. Su padre luchó en el bando francés durante la Segunda Guerra Mundial, y el joven Sankara se incorporó al Ejército, organización que desempeñaría un papel primordial en la vida política posterior a la independencia nacional, en 1960.
En la pasada década de los 80, Sankara había alcanzado el rango de capitán, Opper Volta atravesaba por una etapa turbulenta, en la que los golpes de Estado se sucedían con gran frecuencia. Si bien Sankara empezó a participar activamente en la vida política nacional, no se sintió nada complacido con el calibre de los líderes políticos nacionales y, en agosto de 1983, a la edad de 33 años, hizo un exitoso intento para conquistar la presidencia y llegó al poder a través de un golpe de Estado, al que seguiría una transformación del país y la inevitable tragedia que tuvo lugar posteriormente.
Para comenzar, Sankara rebautizó a su país, y sustituyó el colonial Opper Vota, por el nombre de Burkina Faso, el país de los hombres justos. Y es preciso reconocer que esta reputación aún sigue vigente en alto grado, incluso ahora que el país atraviesa por la más grave crisis económica de su historia como nación independiente. A pesar de ello, en las dos ciudades más grandes, Bobo Dioulasso y Uagadugú, la capital, siguen siendo las más seguras de la región.
Pero Sankara no se contentó con ello, y puso gran énfasis en el fomento de la educación y la construcción de escuelas, estimuló la salud pública y la agricultura, sector éste que consideraba como el principal motor de la economía. Así mismo, el joven mandatario fue el primer dirigente político que manifestó públicamente su rechazo a la ablación, la mutilación genital de la mujer.
Sankara, quien era un revolucionario al estilo de Fidel Castro, se empeñó en limitar el poder de los líderes tribales, y con el fin de poner fin a esa retrógrada modalidad de poder, actuó frecuentemente con mano dura, lo cual desató resistencia, sobre todo en las zonas rurales.
Además, Sankara sencillamente no toleraba ninguna oposición, y quien no coincidía con él terminaba en la cárcel, sufría maltrato y, en ocasiones, incluso tortura. Siguiendo el modelo cubano, en todo el país se constituyeron Comités para la Defensa de la Revolución, grupos que a la postre se convirtieron en bandas de matones que agredían decenas, e incluso centenares, de ciudadanos contrarios a la revolución. La vida de Sankara llegó a su fin el 15 de octubre de 1987, cuatro años después de haber conquistado la presidencia. Blaise Compaoré, igualmente un capitán del Ejército burkinés, dio muerte a su camarada, posiblemente con apoyo de Francia, país que se sentía agredido por los lemas anti imperialistas de los que Sankara solía servirse, y que hallaba un aliado mucho más flexible en Compaoré.
El sucesor de Sankara sigue ocupando hoy en día la presidencia de Burkina Faso y es aún un fiel aliado de los franceses, pese a que no vacilaba en apoyar a copartidarios políticos de dudosa reputación. Es mucho lo que se ha escrito sobre su amistad con el líder rebelde angoleño Jonas Savimbi, y el señor de la guerra liberiano, Charles Taylor. Incluso se ha llegado a sospechar que brinda apoyo a los rebeldes que operan en el norte de Costa de Marfil.
Entre tanto, Sankara se ha convertido en el símbolo de la resistencia, y goza de gran popularidad sobre todo entre jóvenes africanos. Como héroe de la revolución y líder de la resistencia contra el colonizador occidental, en África ha adquirido las dimensiones del Che Guevara, e incluso el Ejército burkinés muestra cierto respeto por su reputación. Si bien las autoridades nunca han prohibido formalmente ninguna conmemoración, casualmente el 15 de octubre el Gobierno celebra una gran conferencia en la capital, Uagadugú, cuyo tema es Democracia y desarrollo. Sin duda, Sankara se dará la vuelta en su tumba.
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